El entrenador del Málaga, Míchel González, aseguró ayer sobre la mala situación de su equipo, colista con un punto, que están "a tiempo y hay nivel suficiente para darle la vuelta a la situación".

Míchel se refirió a la derrota del martes ante el Numancia (2-1) en la Copa y dijo que trata a sus jugadores como si fueran sus "hijos" y que les da "mucho más cariño que las veces" que se enfada con ellos.

"Entiendo que la gente esté enfadada", agregó Míchel sobre el ánimo de la afición malaguista por la mala marcha del equipo, pero señaló que también están enfadados jugadores y técnicos.

En cuanto al Celta, indicó que está "teniendo muchos mejores resultados y sensaciones fuera de casa" y que la aportación de "Tucu Hernández, que se ha hecho indiscutible, ha mejorado mucho las prestaciones en el centro del campo". También se refirió al delantero internacional Iago Aspas, del que destacó que es un jugador de "un gran nivel" y del uruguayo Maxi Gómez, que "arriba les está dando una referencia, por lo que es un equipo muy estable".

Míchel argumentó que el Celta ha cambiado de entrenador, Juan Carlos Unzué, pero que "el bloque, diez de los que posiblemente van a jugar mañana, vienen del año pasado. Llevan varias temporadas jugando con los mismos códigos. Es un equipo que viene de lejos y Unzué ha sabido, dentro de su estilo y su personalidad, respetar las señas de identidad de este equipo, que desde hace tres años está funcionando muy bien".