Sesenta y dos peñas del Celta, la mitad de las que componen el total del colectivo, expresaron ayer su malestar por el cierre de la Grada de Río por motivos de seguridad, que dejó sin poder asistir a ocho mil seiscientos abonados al encuentro de Liga entre el Celta y el Atlético de Madrid disputado el pasado domingo en Balaídos. En un extenso comunicado difundido a través de las redes sociales bajo el título "Somos celtistas y somos personas", los aficionados expresan su "rabia e incredulidad" por "el despropósito que dejó a 8.000 socios en la calle" y denuncian la falta de comunicación entre el club, usufructuario del estadio, y el Concello, dueño de la instalación.

Las peñas se preguntan cómo la "llamada mejor Liga del mundo" permite la celebración de un partido "con tanta gente afectada" y dudan de que el organismo presidido por Javier Tebas hubiese actuado del mismo modo si el problema se hubiese producido en el Camp Nou o en el Santiago Bernabéu. "Todos estos despropósitos los acaban pagando lo que no tienen ninguna culpa: los aficionados", concluyen.

Aunque reprochan al Celta "falta de información inicial" , los aficionados consideran "correcta" la decisión del club de compensar económicamente a los afectados y centran la responsabilidad de lo ocurrido en el consistorio, al que señalan como "único causante de este esperpento". "Si las deficiencias detectadas en la nueva cubierta ya existían en el anterior partido, ¿no hubo riesgo para los aficionados de Río?", se preguntan.

Los firmantes del escrito recalcan asimismo, que el Concello no puede esconderse "detrás del paraguas de la seguridad" o "de la irresponsabilidad de la empresa contratada" para "justificar su mala fe en su actuación con el Celta o su ineptitud para contratar y supervisar la obra". Critican en este sentido que, pese a conocer "desde hace días" que se iba a retirar la cubierta de la grada por las deficiencias detectadas, se enfrente a los socios con el club "notificando el cierre a última hora sabiendo que es el Celta el que tiene que atender las demandas de los afectados sin tiempo material para hacerlo".

A juicio de las peñas, lo ocurrido "es una secuencia más de la tétrica película que el celtismo lleva viviendo en los últimos años con la obra de Balaídos", en la que "los faroles" y "el "sistemático incumplimiento de los plazos por parte del Concello y la Diputación" han sido moneda de curso corriente.

Los aficionados subrayan la contradicción existente entre la opinión del alcalde, Abel Caballero, al hablar de "obra faraónica", "Guggenheim del fútbol" o "el mejor estadio del mundo" para referirse a Balaídos y las constantes deficiencias en la obra y los incumplimientos de la administración denunciados por Celta.

Los celtistas dicen sentirse "hartos y cansados" de "tantas mentiras y engaños". "No somos muñecos manejables ni del Concello ni del Celta, sino celtistas que amamos unos colores", destacan.

Las peñas exigen "ir a un Balaídos seguro gozando de nuestro equipo" y "no tener que quedarnos en la calle, como el domingo, por la ineptitud y presiones políticas de algunos".Reclaman, además, "un arreglo" en la relación entre el Celta y el Concello y piden que la grada de Río "esté operativa" para el próximo partido contra el Athletic de Bilbao el próximo 5 de noviembre. De no estarlo, los aficionados exigen que el consistorio se lo comunique "con antelación" al club para que "pueda actuar en consecuencia" y "atender a los afectados".

"No queremos verborrea populista ni el mejor estadio de mundo. Tan solo pedimos respeto porque somos celtistas y somos personas", remachan.