Juan Carlos Unzué califica de "desgracia" que 9.000 aficionados de la grada de Río no puedan asistir mañana al partido del Celta contra el Atlético de Madrid por decretar el Concello la clausura del graderío por problemas de seguridad en las obras de la nueva cubierta.

"Es una desgracia pero lo primero es la seguridad", comentó Unzué al referirse a los aficionados afectados, que no podrán asistir al partido por la falta de reubicarlos en otras gradas del estadio. "Seguramente sea negativo que parte de nuestra gente no pueda venir", prosiguió sobre un conflicto que ha indignado a gran parte del celtismo, que esta mañana ya dio muestras de su enfado en el exterior de Balaídos, donde entrenó el primer equipo vigués.

"Es mejor tomar una decisión así si hay problemas de seguridad", insistió Unzué, quien aseguró que "nadie me ha dicho lo contrario sobre el partido, en referencia a si había posibilidades de suspender el partido: "Son el club y la Liga los que tienen que decidir", añadió Unzué, que cuenta con Emre Mor y con Gustavo Cabral para el partido de mañana, en el que no estarán el sancionado Rubén Blanco y el lesionado Facundo Roncaglia.