El Celta de Juan Carlos Unzué quiere atacar y defender con el balón. Aspira a que este concepto futbolístico pase a formar parte de su ADN. Este es el principal fundamento táctico que el entrenador céltico quiere inculcar a unos jugadores que se encuentran en plena fase de adaptación al nuevo sistema. Tras algo más de un mes competición, la plantilla celeste se muestra lenta en el aprendizaje, pues solamente domina las primeras nociones y no acaba de proyectar buenas sensaciones en el campo ni es capaz de encadenar resultados positivos tras las siete jornadas que se han disputado hasta el momento. Lo que sí han conseguido los de Unzué es hacerse con el control de la pelota y en seis de esas siete citas en la Liga la han mantenido en su poder mucho más tiempo que el rival. Solo fallaron ante el Eibar, al que paradójicamente acabaron goleando por los aciertos en jugadas de estrategia, otro de los puntos fuertes que se encuentran en el manual de trabajo del técnico navarro.
La posesión ya era uno de los fundamentos en la libreta de Berizzo (predecesor de Unzué), pero con Unzué se ha acentuado la necesidad de que el Celta domine el balón para hacerle daño al adversario y poder evitar el peligro en su propia portería. El mejor ejemplo fue en el duelo en Balaídos contra el Alavés, donde los célticos alcanzaron un 66,9 por ciento de posesión (la más elevada hasta el momento). Con ello, lograron salir imbatidos y anotar un gol -de Maxi Gómez, como no- para sumar los tres primeros puntos del campeonato. Antes, los célticos cayeron por la mínima frente al Betis y a la Real Sociedad, a los que también superaron los de Unzué en posesión del balón: el 54,2 por ciento frente a los andaluces y el 52,8 contra la Real Sociedad.
Ese dominio en el juego no ha resultado suficiente para que el conjunto celeste obtuviese victorias, pues acabó desangrándose por culpa de un débil sistema defensivo. Pérdidas del balón en zonas de alto riesgo y alguna propina puntual acabaron penalizando en exceso al equipo de Unzué, que de momento acumula 8 de 21 puntos posibles.
Aunque el juego del equipo celeste no acaba de convencer a la afición, el preparador pamplonica recalca en cada intervención pública que su método es innegociable y que el experimento fracasaría de otro modo. "Los resultados y los estados de ánimo van condicionando un poco tanto a los que están dentro del campo como a los que están fuera. Los procesos, con resultados no tan buenos, siempre son un poco más lentos. Yo tengo la sensación de que estamos muy cerca de conseguirlo", señalaba el preparador céltico tras el duelo contra el Girona (3-3), en el que su equipo volvió a ganar la posesión (64,4 por ciento) pero dejó escapar tres ventajas en el marcador.
Algo parecido le ocurrió durante la visita del Getafe a Vigo. Los célticos ganaron la posesión de la pelota (66,1 por ciento) a los madrileños y abrieron el marcador, pero se dejaron sorprender en la recta final del encuentro (1-1).
Peor suerte corrieron los celestes en su visita al Espanyol, donde el dominio de la pelota (64,4 por ciento) no les sirvió para nada, pues su flaqueza defensiva fue su perdición en la primera parte, en la que los periquitos dejaron medio sentenciado el partido. El gol de Pione Sisto en la segunda mitad le puso un poco de picante al duelo, pero de poco más valió la aportación del internacional danés para un equipo al que se le atragantan los adversarios que ejercen una fuerte presión sobre su defensa cuando intentan salir con el balón controlado desde la portería. Es más, en esos intentos por superar la primera línea rival se han ido al traste muchas de las infructuosas posesiones que ha realizado el Celta en este arranque de campeonato.
Los resultados negativos han llevado al técnico a modificar algunos conceptos, como el de permitir más salidas en largo del balón por parte del portero, para evitar riesgos innecesarios en su defensa. Prueba de ello fue el partido en Ipurua, donde el Celta fue más práctico y directo en su juego y acabó goleando al Eibar con tres jugadas de estrategia antes del descanso.
Esa fue la única jornada en la que los célticos cedieron al rival el dominio de la pelota (49,9 por ciento). Supuso la primera victoria a domicilio de los de Unzué en esta temporada, en la que el Celta intenta adaptarse a un nuevo método pero solo ha asimilado las primeras nociones. Ya toma la iniciativa con el balón.
