El Celta comienza a disfrutar de las ventajas del juego de estrategia que con tanto mimo prepara su entrenador, Juan Carlos Unzué. Cinco de los diez goles del conjunto celeste en lo que va de temporada han llegado a través de acciones a balón parado. En Ipurúa, estos aciertos de los celestes provocaron la rendición inmediata del Eibar, que en la primera parte ya perdía por tres goles a cero. Pione Sisto fue protagonista en todas ellas, como lanzador, y de ello se aprovecharon sus compañeros Gustavo Cabral, Sergi Gómez y Tucu Hernández.

Unzué es un consumado especialista en jugadas de laboratorio. Era el encargado de desarrollar esta faceta del juego con Luis Enrique Martínez (con el Celta y después en el Barcelona) y ahora la continúa como primer entrenador céltico. En ese trabajo de preparar la estrategia, el navarro cuenta con la inestimable ayuda de Robert Moreno, responsable del ánalisis de los rivales.

En Ipurúa, Mendilibar planteó una línea defensiva adelantada hasta el borde del área ante las dos faltas laterales que lanzó Pione Sisto hacia la portería del Eibar. Ese movimiento del rival facilitó el camino del gol a los célticos, que situaron a varios futbolistas en fuera de juego como señuelos, mientras el rematador surgía de una posición retrasada para anular la situación irregular de sus compañeros. Primero acertó Cabral con un remate de cabeza. El segundo tanto generó dudas sobre su autoría. El árbitro se lo concedió a Sisto como lanzamiento directo, mientras que Sergi Gómez lo reivindicó como suyo al rozar la pelota con la punta de la bota antes de que se colara en la portería de Dmitrovic.

Pero los buenos resultados del trabajo de laboratorio de Unzué ya se dejaron ver en la primera jornada de LaLiga. En aquella ocasión, los protagonistas fueron Daniel Wass y Maxi Gómez. El partido se acercaba al minuto 50, con empate a un gol, el danés lanzó un saque de esquina al corazón del área de la Real Sociedad. Cabral tocó el balón, que cayó muerto para que el delantero uruguayo cerrase su estreno oficial en España con un doblete. Días después, el Celta viajaba a Sevilla para enfrentarse al Betis. Un nuevo córner a favor de los célticos. Wass es el encargado del lanzamiento. Los centrales célticos (Sergi Gómez y Roncaglia) bloquean a sus marcadores para que Maxi Gómez remate de cabeza con comodidad. El balón roza en Camarasa, a quien el árbitro concede un gol que fue obra del delantero uruguayo.

El domingo pasado, Pione Sisto centró un balón que recibió de un saque de esquina en corto. Pablo, el Tucu, Hernández, entró por el segundo palo para rematar con la izquierda a bocajarro: 0-3.

El Celta obtenía así su quinto gol de estrategia, de los diez que suma en las seis primeras jornadas de Liga. "La estrategia nos hace ganar partidos. Está claro que la pizarra de Unzué ha funcionado a las mil maravillas", proclamaba Luis Enrique Martínez hace un año, cuando el Barcelona acumulaba ya seis goles de estrategia.