El Celta empieza a rentabilizar por fin los goles de Maxi Gómez. El anotado ayer por el delantero uruguayo ante el Alavés supuso el primer triunfo de Juan Carlos Unzué como entrenador en Primera División. Tres puntos que alejan al equipo vigués de los últimos lugares de la clasificación, con lo que vuelve a disponer de tiempo y de tranquilidad para consolidar un proyecto futbolístico que sigue girando en torno a la posesión del balón. Y ese juego elaborado ha encontrado la pieza que lo remata todo con un gran porcentaje de acierto. Aunque con el paso de las jornadas, Maxi Gómez da muestras de poseer muchos más recursos que su oportunismo como rematador. Incluso se atreve con desbordes en espacios reducidos y ofrecer buenas asistencias a sus compañeros. Con cuatro goles en tres jornadas, en esta faceta solamente le supera por el momento el inigualable Leo Messi. Así, el joven delantero del Celta se ha convertido en una de las sensaciones de LaLiga.

Y esa fama que comienza a extenderse por el planeta fútbol, Maxi Gómez se la ha ganado a pulso, después de estrenarse con un doblete ante la Real Sociedad y sumar otro tanto en el campo del Betis que el árbitro le asignó a Camarasa por desviar éste la trayectoria del balón.

De todo ese torrente de efectividad no sacó ningún beneficio el equipo vigués. Tuvo que esperar a la tercera gran actuación de Maxi Gómez para alcanzar la esperada victoria, que no estuvo exenta de un gran sufrimiento. Porque el gol del uruguayo llegó pasada la media hora de juego, después de que Bojan Krkic desperdiciase dos claras ocasiones de gol: un mano a mano ante Sergio Álvarez y otro remate que el portero céltico desvió a córner. A continuación, los de Unzué crearon buenas oportunidades para incrementar su ventaja en el marcador, como un remate a bocajarro de Aspas y otro de Daniel Wass que pegó en el palo. Pero esa falta de puntería llevó el duelo a un final incierto, con el Alavés colgando balones en el área de Sergio Álvarez y Balaídos deseando el final del partido para poder celebrar la primera victoria de la temporada.

Para buscar su primer triunfo como entrenador de la máxima categoría, Unzué recurrió al mismo equipo que tan buenas sensaciones había dejado ante la Real Sociedad. El técnico navarro se vio obligado a introducir un cambio por la lesión de Radoja, que el club ocultó hasta horas antes del partido. La vacante del serbio la cubrió Stanislav Lobotka. El polaco podía jugar por fin de mediocentro, su posición favorita, con Jozabed y Wass completando la medular. Cabral y Fontás, los centrales que mejor se adaptan a la salida del balón al toque que propone Unzué, recuperaron la titularidad.

El Celta se presentaba con un once de buen pie ante un Alavés que ha sufrido una profunda renovación con respecto al equipo que el año pasado privó a los célticos de su cuarta final de Copa. El pinturero Luis Zubeldía presentó un equipo que mezcla veteranía con juventud para buscar también su primera victoria. El técnico argentino pobló el centro del campo, donde apareció Enzo Zidane, para dificultar la elaboración del juego al Celta y confió en la velocidad de Burgui y de Bojan en ataque.

Sin embargo, las dos primeras acciones ofensivas las protagonizó el Celta, pero un lanzamiento de Maxi Gómez se marchó a córner y Aspas no acertó tras una buena asistencia de Jozabed. Aunque fue el Alavés quien tuvo las dos ocasiones más claras para adelantarse en el marcador. Un balón a la espalda de la defensa céltica se lo llevó Bojan, con todo a su favor para abrir el marcador. Sin embargo, Sergio Álvarez adivinó su disparo y ganó el mano a mano despejando la pelota con el pie izquierdo.

En una carrera del joven Pedraza, Bojan volvió a toparse de cara con el guardameta del Celta, que también le adivinó el lanzamiento y el balón se marchó a córner.

El Alavés había desperdiciado excelentes ocasiones, mientras en la portería de enfrente aparecía de nuevo Maxi Gómez para ganarle la espalda a Alexis y rematar de cabeza un centro de Pione Sisto desde la izquierda. El uruguayo anotaba su cuarto gol y marcaba en tres jornadas consecutivas.

El Celta se adelantaba en el marcador y se disponía a dejar sentenciado el partido, pero Jozabed fallaba un claro remate de cabeza a centro de Aspas y éste mandaba fuera un servicio de Mallo desde la derecha.

Los de Unzué cerraban así una primera parte en la que habían dominado el juego y aprovechaban los aciertos de Maxi Gómez y de Sergio Álvarez, con un fútbol más vertical gracias a un Lobotka que ejercía de percusionista y de director de orquesta.

Aspas, que persigue su primer gol en esta Liga, tras anotar un doblete con la selección española, reclamó un penalti a los seis minutos de la reanudación. Fue amonestado por el árbitro.

El Alavés no desistió de buscar el empate y Burgui lo intentó pero el balón salió demasiado alto. Más cerca estuvo el que envió Wass superada la hora de juego. La pelota salió fuera tras pegar en el palo de la portería de Pacheco, que volvió a sentir la peligrosidad de Maxi en dos ocasiones más.

Incapaz de cerrar el partido con un segundo gol, el Celta sufrió en la recta final del partido, en el que el Alavés confió en Munir, Ibai y Sobrino y Unzué recurrió al veloz Sergi Gómez para frenar a los delanteros rivales, confió en el trabajo de contención de Tucu Hernández y concedió unos minutos a Emre Mor para debutar y sumarse a un proyecto que recupera la tranquilidad tras el primer triunfo.