Desayunó en Zurich y a la hora de la merienda le esperaban sus compañeros del Celta en A Madroa para preparar el partido de Liga ante el Alavés, en el que los de Unzué buscarán los tres primeros puntos de la temporada. Iago Aspas fue recibido ayer con aplausos al entrar en el vestuario de A Madroa, pasadas las seis de la tarde. Después de que le presentasen a Emre Mor, el último fichaje céltico, el moañés pasó por la sala de prensa para hablar de otra noche mágica con la selección española y de su equipo, en el que tendrá que seguir destacando para alcanzar su próximo gran objetivo: disputar el Mundial de Rusia 2018. El bigoleador de la selección española ante Liechtenstein regresó a Vigo para salir al rescate del Celta, en el que suma dos jornadas de Liga sin marcar.

"A este partido le doy muchísima importancia. Tenemos el casillero a cero después de disputarse dos jornadas de Liga y, con la ilusión que teníamos en la pretemporada de arrancar bien, esto no ha sido fácil de llevar. El equipo ha tenido estas dos semanas de parón liguero para trabajar muchos más conceptos y pulir detalles. Ahora hay que ponerlos en práctica el domingo", sostiene Aspas, para quien su continuidad en la selección pasa por cómo lo haga en el Celta.

Sabe el futbolista morracense que tendrá que repetir, como mínimo, el nivel de juego alcanzado el curso pasado, aparte de que se convirtió en el máximo goleador español de LaLiga, con 19 tantos. "Lo que pretendo es estar en el Mundial y para eso tengo que hacerlo lo mejor posible, primero en el Celta y después en la selección. Siempre salgo al campo con las máximas ganas posibles porque nunca sabes si van a ser tus últimos minutos con la selección. Estar ahí es muy difícil, y más con un Mundial cerca. Los compañeros lo están haciendo muy bien y yo intento rendir lo mejor posible cuando me dan la oportunidad", conviene Aspas antes de destacar que, tras la goleada a Liechtenstein, "las felicitaciones de la familia, o el niño [su hijo Thiago] celebrando los goles, es lo que más tira".

Ausente en el duelo del Bernabéu ante Italia, Lopetegui le dio a Aspas el segundo tiempo contra Liechtenstein. El moañés agradeció la oportunidad con dos goles y una asistencia, partiendo desde la mediapunta o como segundo delantero. En otras ocasiones, el seleccionador lo ha situado en banda. Aspas asegura sentirse cómodo en cualquier parte del campo. "A mí me gusta jugar siempre y me parece bien donde me pongan, tanto en la banda, de mediapunta o de delantero. Yo donde disfruto es en el campo".

El domingo le espera el partido contra el Alavés en Balaídos, el mismo rival que privó a los célticos el curso pasado de alcanzar la cuarta final de la Copa del Rey de su historia. "Queremos ganar. El año pasado nos apearon de un sueño que ellos también tenían y en la vuelta fueron mejores que nosotros. Será un partido difícil, contra un rival que se ha reforzado muy bien en los últimos días de mercado, con jugadores de nombre y proyección", sostiene el céltico sobre el equipo babazorro.

"Nos está faltando ganar, así de fácil. Si hubiésemos ganado esos partidos [ante Real Sociedad y Betis] ahora se miraría diferente el estilo de juego", indicó Aspas en referencia a las críticas por el riesgo de sacar el balón jugado. "Hay que seguir puliendo detalles", puntualiza.

El ganador del Trofeo Zarra del curso pasado no se ha estrenado como goleador en estas dos jornadas de Liga, en las que su compañero Maxi Gómez se ha ganado el protagonismo al sumar tres tantos. "Da igual quien marque los goles, lo importante son los puntos", subraya Aspas, quien recuerda que los tantos de su compañero no sirvieron para ganar. "No ha sido fácil empezar LaLiga con dos derrotas, queremos ganar", insiste el delantero de Moaña, que de la alegría por marcar sus dos primeros goles en partido oficial con La Roja pasó a la preocupación de sumar los primeros puntos con el Celta en una Liga que no comenzó bien para los de Unzué.