Se acabó el fútbol de broma, las pruebas, los experimentos y la incertidumbre. Llega la hora de las certezas, de los puntos que se suman o se dejan por el camino, de las alegrías y las decepciones. El Celta estrena esta tarde la temporada en Balaídos (18:15 horas, Bein LaLiga) dispuesto a continuar la historia maravillosa que vivió hace meses y que le tuvo a las puertas de la gloria absoluta. El equipo debuta en Liga ante la Real Sociedad de Eusebio -una garantía de que el rival defenderá que el espectáculo sea saludable- con el objetivo de sumar los primeros puntos de la temporada e iniciar con buen pie la andadura de Juan Carlos Unzué en el banquillo de Balaídos.

El técnico es posiblemente uno de los grandes alicientes de la tarde. Elegido como recambio del inolvidable Berizzo, el navarro vuelve a volar en solitario sin el manto protector que en las últimas temporada ha sido Luis Enrique. En pretemporada ha deslizado diferentes ideas sobre la clase de equipo en el que pretende convertir al Celta. Hay numerosos matices en comparación con la propuesta anterior, pero no una ruptura salvaje que sería difícil de asumir por una afición que se ha acostumbrado a que su equipo reclame el protagonismo incluso en los amistosos. Volverá a suceder esta temporada. Con un planteamiento más zonal que individual en muchos conceptos Unzué quiere la posesión, salir con el balón de forma aseada y presionar lejos de su portería. Y eso es lo que esperan los miles de aficionados que esta tarde se desplacen al coliseo de Fragoso, ilusionarse de nuevo, renovar el entusiasmo con el que han vivido las últimas temporadas.

A falta de conocer con más detalle la forma de trabajar del nuevo entrenador, no se espera esta tarde un equipo que difiera mucho del que hace unos días enloqueció en el primer tiempo a la Roma. El propio Unzué lo admitió ayer, aunque abrió la puerta a alguna sorpresa. Solo hay una ausencia por motivo de fuerza mayor en la plantilla, la de John Guidetti que hace una semana se rompió la clavícula derecha tras una pelea con Fazio y estará cinco semanas más de baja. El puesto del sueco, que apuntaba a titular, será para el uruguayo Maxi Gómez, una de las caras nuevas que presenta el equipo en la nueva temporada junto al eslovaco Lobotka. Por lo demás, lo normal es que el equipo esté formado por Sergio en la portería; Mallo, Cabral, Fontás y Jonny en defensa; Radoja, Wass y Jozabed en el medio del campo; quedando el ataque para Aspas acostado una vez más a la banda derecha-, Maxi y Pione. Solo cabría en ese once la posibilidad de que Roncaglia entrase en el sitio de Fontás, pero a favor del central catalán está la circunstancia de que le proporciona al equipo una salida más aseada de la pelota, circunstancia capital en la forma de entender el juego del cuerpo técnico.

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La tarde promete fútbol porque la Real Sociedad es otra garantía en ese sentido. El equipo donostiarra, de la mano de Eusebio, cuajó una gran temporada y este año jugará en Europa, clasificación que lograron precisamente en Vigo hace unos meses en el último partido de Liga. Su plantilla sigue estando repleta de jugadores magníficos y son un seguro de diversión y de peligro, un buen termómetro para calibrar al equipo de Juan Carlos Unzué que iniciará una etapa importante en su carrera en la que se va a ver sometido al escrutinio permanente de la afición y a la incómoda comparación con su predecesor en el cargo. Algo habitual, pero mucho más si has heredado el cargo de un técnico con el sello y la personalidad de Berizzo. Hoy empieza una nueva vida sin él. La hora de empezar a curar las heridas que dejó la temporada pasada.