Se acabó la historia del Celta y de Alex López. El futbolista acudió ayer a Plaza de España para liquidar su contrato con el club (que aún tenía dos años de vigencia). El Celta finalmente pagó parte de esas dos temporadas al ferrolano para zanjar una cuestión que tenía un final asegurado solo pendiente de que se le pusiese fecha. No hizo falta apurar hasta el último día del mes de agosto, como llegó a temerse. Alex López cerró ayer una larga etapa de su vida y ahora continuará su carrera en el Sporting de Gijón junto a Paco Herrera, el técnico que le convirtió en pieza esencial de aquel Celta que salió de la cueva de Segunda División para volver a brillar en la máxima categoría. Aquello no se hubiera entendido sin Alex López.

El ferrolano había llegado a Vigo en 2009 procedente del Narón para jugar en el Celta B, donde no tardó en llamar la atención. Ya no era un niño y esa madurez le ayudó en la etapa en el filial. En las últimas jornadas de aquella temporada en Segunda División Eusebio le hizo debutar en el primer equipo. Pero fue en el verano siguiente donde su vida cambiaría por completo. La pretemporada con Paco Herrera resultó determinante. Había dudas de si se quedaría en la primera plantilla, pero el técnico extremeño las despejó por completo. Convirtió a Alex López en uno de sus jugadores esenciales de su tiempo en el Celta. El centrocampista respondió con nota a la responsabilidad que Herrera cargó sobre sus espaldas. Fue protagonista indiscutible en la temporada que acabó con el drama de los penaltis de Granada pero también de la siguiente, la que en junio de 2012 devolvió al Celta a la máxima categoría. En aquel equipo repleto de chavales que habían madurado entre la niebla de A Madroa, Alex López era el encargado de coserlo todo. La delantera con el medio del campo, el medio con la defensa. Era una de las grandes noticias de un equipo que será imposible de olvidar en el futuro por lo que supuso para la historia del club, para su futuro. La tarde del ascenso se disiparon muchas de las nubes que había sobre la entidad. Y es de justicia agradecérselo a esa generación de jugadores.

La presencia del ferrolano en el equipo vigués siguió siendo notable y otra vez volvió a ser esencial en la temporada de la permanencia en la última jornada en 2013, otro de esos momentos incónicos en la historia del club vigués.

A partir de ese momento y sin perder notoriedad (se movía en cifras próximas a los treinta partidos), sí se advirtió una caída de su peso en el equipo. El Celta creció en muchos sentidos, disparó el nivel de su plantilla, el número de jugadores y él se quedó algo desplazado. En las últimas dos temporadas salió cedido, pero en ninguna de las dos plazas acabó por encontrar su mejor versión. Primero en el Sheffield Wednesday y la pasada temporada en el Valladolid junto a Paco Herrera.

En verano amagó con volver a Vigo en busca de una oportunidad, pero el Celta ya había hecho sus planes. No había sitio para él. Entrenó durante semanas mientras Herrera le reclamaba para su nuevo proyecto en el Sporting de Gijón. Era el final escrito para el cuento aunque Herrera llegó a desesperarse convencido de que el Celta y López no llegarían a romper su vínculo. Pero finalmente sucedió. Alex subirá el domingo a A Madroa para decir adiós a quienes fueron sus compañeros y al salir cerrará una etapa de su vida, llena de nombres propios, los que ayer incluía en una extensa carta de agradecimiento.