Un Celta en construcción deja escapar el triunfo en el XXIII Memorial Quinocho ante un Udinese que igualó en el minuto 85 el tanto de Maxi Gómez y cayó en los penaltis ante los aciertos de Bizarri, guardameta argentino que pasó por el Real Madrid y el Valladolid. Los otros dos refuerzos del conjunto vigués, el eslovaco Lobotka y el sevillano Jozabed dejaron muy buenas impresiones en un duelo en el que los fallos defensivos volvieron a condenar a los de Juan Carlos Unzué, que regalaron otro empate, el cuarto en su preparación estival, que cerrarán el domingo ante la Roma (Balaídos, 19.30 horas).

El equipo vigués se presentó en Balaídos con un once en el que Unzué incluyó a los tres nuevos refuerzos: Stanislav Lobotka, Maxi Gómez y Jozabed Sánchez, aunque éste último ya había estado cedido en Vigo durante la recta final de la temporada pasada. El eslovaco y el sevillano completaron la línea de medios junto a Nemanja Radoja. Como solicitaba el entrenador navarro, el club ha incorporado dos futbolistas de toque para la zona de creación. Y lo agradece un equipo que comienza a elaborar el juego desde su portería, asumiendo riesgos, aunque no son excesivos mientras no se imprima más velocidad al balón para salvar una presión más fuerte que la que ejerció ayer el Udinese.

Esta vez, el Celta no arriesgó en la salida del balón. Tras un arranque prometedor, su fútbol fue bastante plano, abusando de los pases horizontales. Mucha posesión pero sin originar apenas daños, a pesar de los problemas que Pione Sisto y Aspas le crearon a la defensa del Udinese. El moañés buscó asociaciones en la media punta, como en la jugada que inició Sisto por la banda, asistió a Jozabed y su pase lo recogió Aspas para rematar de espuela. El árbitro anuló la jugada por fuera de juego del atacante céltico, pero no pudo evitar que Balaídos rompiese en un aplauso. La afición tenía ganas de disfrutar, pero el equipo solo se lo permitía a cuentagotas, en jugadas muy aisladas.

Aspas, que apenas había aparecido en los anteriores amistosos de la pretemporada, estuvo a punto de marcar en el minuto 11, pero el balón pegó en la parte alta del larguero de la portería de Seuffet y se marchó fuera. Hasta la cita de ayer, el morracense había pasado desapercibido. Apenas se le vio después de marcar de penalti en el triangular en Ferrol ante el Sporting de Gijón.

La parsimonia del Celta para manejar el balón animó al Udinese, que al filo de la media hora sorprendió con un lanzamiento de Hallfredsson desde la frontal que pasó rozando el palo de la portería de Iván Villar.

La monotonía con la que discurría el partido cuando se agotaba la primera parte la rompió Maxi Gómez con un gol de oportunista, con el que el uruguayo demostró que conoce el oficio pero al que le espera un duro proceso de adaptación a un juego en el que prima la velocidad de movimientos, en lo que ahora falla el joven atacante céltico. La jugada la inició Aspas, que recibió en corto tras un saque de falta y envió un centro al área. El rechace de un defensa le cayó a Maxi, que anotaba su primer gol en Balaídos. Debut soñado para un jugador que necesitará fortaleza mental para seguir mejorando en la alta competición. Ayer fue agasajado con muchos aplausos tras el gol y cuando fue sustituido por Guidetti, su principal referencia para pelear por una plaza en el once titular siempre que Unzué no busque otras alternativas, como la de situar a Aspas como ariete y orillar a la derecha a un centrocampista como Wass.

Por el momento, el Celta de Unzué se encuentra en plena fase de construcción y el técnico navarro tampoco dio muchas pistas ayer sobre el once que el 19 de agosto se estrenará en LaLiga ante la Real Sociedad.

El carrusel de cambios en la segunda mitad perjudicó a los locales, que volvieron a errar en defensa. Un centro al área de Rubén Blanco acabó en los pies de Ewandro, que tuvo que rematar en dos ocasiones para superar al portero de Mos en el minuto 85.

Hjulsager y Wass intentaron evitar la tanda de penaltis, pero el Memorial Quinocho tuvo que decidirse desde los once metros. El Udinese ganó por 3-2, después de que Bizarri interceptase los tiros de Hernández y de Guidetti, mientras Cabral lanzaba alto su penalti. Luces y sombras de un Celta en plena construcción y en el que Unzué sigue realizando muchas pruebas.