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Fallece José Antonio Cantero, portero del Celta en los primeros años sesenta

Era padre del excéltico Ignacio Cantero y abuelo de un jugador del conjunto cadete

José Antonio Cantero, en acción, durante un partido de Liga en el estadio de Balaídos.

El Celta se ha vestido de luto por el fallecimiento ayer a los 77 años de José Antonio Cantero, exguardameta del club vigués durante tres temporadas, entre los años 1962 y 1964, y padre del también excéltico Ignacio Cantero, que defendió los colores del cuadro celeste entre 1987 y 1992.

A pesar de que su paso por el Celta fue fugaz, pues apenas estuvo dos temporadas en el club, hasta que una lesión de espalda le obligó a colgar las botas, Cantero dejó una apreciable huella en Balaídos, que lo recordó durante años como un portero sobrio en tiempos difíciles para el equipo.

Casado con una viguesa, José Antonio Cantero siempre estuvo estrechamente vinculado a la ciudad y al Celta, al que profesó un gran cariño durante toda su vida. No por casualidad fue el primero de tres generaciones de jugadores celestes: él mismo, en los difíciles años sesenta; su hijo Ignacio, que defendió el uniforme céltico entre 1987 y 1992; y ahora su nieto Mario, que milita en el equipo cadete con la aspiración de defender algún día los colores del primer equipo.

Formado en el Arces de Valladolid, José Antonio Cantero estuvo en la selección española juvenil antes de debutar en Primera División con el Valladolid, donde estuvo a la sombra de Pedro Estrems. La falta de oportunidades en el cuadro pucelano lo llevó al Condal, filial del Barcelona, donde jugó una temporada, hasta que el Celta lo reclutó para suplir la marcha del carismático Ramón Allegue, el Tigre Padrón.

Durante el breve periodo que defendió la meta céltica, se le recuerda como un portero sobrio y eficiente, más proclive al pragmatismo que al lucimiento. Su regularidad entre los palos no tardó en granjearle la titularidad. Ignacio Eizaguirre, el técnico de la época, lo utilizó durante 29 partidos en su primera campaña en el club.

En la segunda los problemas de espalda comenzaron atormentarlo y no pudo disputar más de 19 encuentros, alternándose en la portería con Lucho y Pistón. Peor aún fueron las cosas en su tercer año. Los problemas de espalda y la llegada de José Ramón Ibarreche lo relegaron definitivamente al banquillo Al año siguiente, Cantero colgaba las botas tras disputar 54 partidos y encajar 51 goles en tres temporadas en Balaídos. Su último encuentro como profesional lo jugó en la Copa del Rey contra el Atlético de Madrid en mayo de 1964, con victoria por 2-1 del cuadro celeste.

"Ahí se acabó el fútbol para él. Seguramente hoy día, con los avances médicos, podría haber prolongado más su carrera. Fue traumático pero aun hoy día la gente lo recuerda y eso que el Celta jugaba entonces en Segunda y no había televisión. Algo bueno haría", señala su hijo Ignacio, que ayer atendió a este diario.

No sería éste su último servicio al Celta. Años después el antiguo portero fue clave en el fichaje de Ignacio por el conjunto vigués. "No tenía muy claro mi futuro y mi padre me convenció de venir al Celta. Habló con Pepe Villar y con Quinocho e hice una prueba con el Gran Peña, que entonces era filial del Celta. Luego jugué un año cedido en el Arosa antes de incorporarme al primer equipo", relata.

Ignacio no será seguramente el último Cantero en jugar en el Celta. Su hijo Mario defiende los colores del conjunto cadete con la aspiración de ingresar algún día en la primera plantilla. "Si tuviese la gran suerte de jugar en el primer equipo, sería la primera vez en la historia que lo harían tres generaciones de una misma familia", destaca el exfutbolista.

Los restos mortales de José Antonio Cantero serán incinerados hoy en el Tantorio de Emorvisa, en Pereiró. Antes, a las 13.00 horas, se celebrará una misa en su memoria. El Celta expresó ayer sus condolencias a la familia.

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