El mismo Celta, pero a la vez otro. Un equipo ofensivo, alegre, valiente, de presión alta, como lo edificó Berizzo; pero más ordenado y paciente en la elaboración, sin tanto vértigo, con menos margen para el arrebato. La inspiración cederá parte de su peso al rigor táctico. Ese es el patrón que se espera de Juan Carlos Unzué y en la transformación en la que trabaja. Y en ese cambio vuelve a adquirir una importancia esencial la construcción elaborada del juego desde atrás, en combinaciones cortas o medias, una faceta que con Berizzo fluctuó. El portero y los centrales volverán a tener la exigencia de afrontar ciertos riesgos en el pase.

Unzué y Robert Moreno, a quien el entrenador confía la gestión principal de muchos entrenamientos, están operando esta transformación protegidos del ojo público. Ayer abrieron el entrenamiento de la mañana, en el que ya participó Jonny, pero es el que dedicaron a ejercicios de pase en espacios reducidos. Un programa concebido para acostumbrar al jugador a elegir bien en situaciones de angustia, pero sin contenido táctico. Esa faceta la reservaron para el entrenamiento de la tarde, cerrado a cualquier persona ajena al equipo tras los primeros minutos. De momento hay que calibrar lo que Unzué desea en lo que sus jugadores transmiten y lo que pudo apreciarse en el triangular Isidro Silveira, ante Sporting y Racing de Ferrol.

Cambiar la marca individual por la zona "es la principal diferencia", reitera Fontás. Y Unzué ya ha matizado que en ciertas zonas o situaciones se seguirá con lo anterior. Pero la forma de presión determina más que la defensa porque es también el punto de inicio del ataque. Y sobre la estructura destinada a la recuperación se organizará también el entramado ofensivo, que el central analiza: "Va a ser una línea de trabajo bastante parecida en cuanto a tener el balón, ser protagonistas, intentar llevar siempre la iniciativa del juego y ser un equipo muy ofensivo, pero igual desde una forma un poco más ordenada, más organizada, con posicionamientos más claros, más marcados".

Varias versiones

"Estamos empezando a trabajar en temas tácticos", advierte Fontás. "Supongo que partiremos más del 4-3-3, pero con variaciones, incluso dentro de un mismo partido, un poco también por el tipo de jugadores que somos". Fontás, que explica el fútbol con claridad, insiste en la necesidad de ser un equipo dúctil, poliédrico. "Tenemos que tener un equipo preparado para jugar de todas las formas. No se puede entrar a todos los partidos igual, ni con el mismo sistema ni con la misma manera de jugar. Cuantas más variaciones tenga el equipo, mejor. Habrá partidos en los que convendrá más transiciones muy rápidas, intentar recuperar rápido y salir rápido al contrataque; en otros podremos tener más la posesión y también encontrarnos cómodos. El equipo tendrá que dominar los partidos según nos interese y el rival al que nos enfrentemos, con diferentes versiones". A esto dedican los entrenamientos: "Cada ejercicio que hacemos tiene un sentido, una visión de futuro respecto a lo que nos encontraremos sobre el campo, algo que reproducimos luego en los partidos".

Berizzo quería asfixiar el rival e iniciar el ataque lo más cerca posible de la portería contraria. Su postura en los primeros metros propios cambió en función de cuestiones incluso personales. Con Augusto Fernández instalado como pivote y cuando el Chelo estuvo fresco, insertado entre los centrales, concedió mayor margen a la salida elaborada. Sin ellos o ante un adversario intenso en la presión, el balón largo hacia el Tucu o Wass era un procedimiento recurrente.

Influyó el portero en sus apuestas. Con Sergio hubo un antes y un después del Bernabéu en la anterior temporada. El catoirano, acostumbrado a convivir con el peligro, cometió pérdidas letales aquel día y su confianza se resintió. Rubén Blanco no es de los que tienten a la suerte en ese sentido. Y cuando se lesionó, Sergio recuperó el puesto y resucitó pero asegurando más en esas situaciones, sin reprimirse en el despeje. Pero ante el Sporting pudo verse a Sergio otra vez buscando a sus centrales incluso sintiendo el aliento de los atacantes asturianos.

De Unzué ya se anticipa lo que sucedía con Luis Enrique, que defendía el peaje a pagar con Ter Stegen, igual que Guardiola con Valdés en su día. "No siempre se va a poder, evidentemente. Habrá equipos que nos presionen muy bien y nos compliquen mucho la vida. Habrá que buscar otras soluciones. Pero sí creo que intentaremos jugar lo máximo posible desde atrás para intentar que le llegue los mejores balones posibles a nuestros jugadores más peligrosos, que son los de arriba", admite Fontás.

También es cierto que el Barça de Luis Enrique, condicionado por su tridente ofensivo, se comportaba de forma mucho más vertical que el Barça anterior. Fontás habla de un Celta más parecido a la escuela clásica de Cruyff. Y en todo caso menos proclive al ida y vuelta que con Berizzo. "La intención posiblemente sea de controlar un poco más cada situación y cada partido, desde el dominio del balón e intentando llevar el ritmo del partido, que no sea igual muy alocado". Y si le piden sus preferencias sobre el ritmo, conviene: "Un delantero te diría que un pelín más loco y más abierto; yo y mis compañeros de atrás diríamos que partidos más controlados. Si fuera tan fácil como hablarlo...".