El Celta conquistó la primera edición del Trofeo Isidro Silveira, triangular disputado en A Malata ante 500 espectadores, en lo que supuso el estreno de la era protagonizada por Juan Carlos Unzué. El equipo celeste derrotó por 2-0 al Sporting de Gijón y empató 0-0 con el Racing de Ferrol. En el partido intermedio los asturianos derrotaron por 3-0 a los ferrolanos. Unzué construyó dos equipos totalmente diferentes para cada cita. Lo mostrado sobre el césped departamental tiene una importancia relativa para jugadores que solo acumulan una o dos semanas de trabajo, en función del caso. Aunque ya se distinguen los matices que el nuevo entrenador quiere introducir en la fórmula con respecto a Berizzo. Lobotka y Maxi Gómez debutaron como célticos ante el Racing.

El Celta trabajó bien en general, ordenado, en bloque, sin pegarse a la piel del adversario de forma ansiosa como con Berizzo, intentando distinguir las zonas hábiles de las estériles en cada momento. La escasa frescura justifica una cierta irregularidad en la presión zonal, con problemas para ajustar la marca entre líneas, aunque se mantiene la búsqueda de la recuperación inmediata tras pérdida. En la construcción, al portero se le exigirá una actividad constante con el pie, en el límite de lo arriesgado. El equipo empieza a olvidar el vértigo que quería imprimirle al juego su anterior técnico. Unzué alienta una mayor demora en la búsqueda de la debilidad enemiga. Todo parece funcionar con mayor equilibrio y menor inspiración, con rutinas estables y reconocibles en las trayectorias: el extremo gira hacia dentro y el lateral avanza; el ariete baja y el interior se descuelga. Este Celta apostará más por el guion que haya previsto Unzué durante la semana que por la locura que Berizzo promovía. Detalles que no alteran la sustancia del fútbol que el club vigués prefiere desde hace años: aliento ofensivo, posesión, buen trato al balón y presión alta.

"Siempre sacas conclusiones interesantes, algunas positivas y algunas para seguir mejorando, como no podía ser de otra manera", analizó Unzué ante las cámaras de la Televisión de Galicia a la conclusión del choque. El entrenador acepta que los canteranos brillaron más que los fichajes. "Normal también", conviene. "Son chicos que están más cerca. Conocen el idioma, conocen lo que ha hecho el equipo e incluso algunos de ellos ya han jugado. Es normal que se les vea más habituados a sus compañeros. Pero creo que Maxi y Lobotka han hecho un trabajo importante".

Uno de esos canteranos sobresalientes fue Brais Méndez, talentoso en las triangulaciones y autor del primer tanto, que festejó con algarabía. "Mis primeros goles son importantes, me hacen ilusión y hay que celebrarlos bien", argumenta en la Radio Galega. "Estoy muy contento. Intento ayudar lo máximo al equipo. Estoy centrado en lo mío, en competir, luchar y ponérselo difícil al mister".