El nuevo Celta toma forma en A Madroa. La criatura está todavía tierna, en la fase inicial de gestación. Pero empieza a apuntar líneas claras en su personalidad. De Unzué se sabía que aplicaría la defensa en zona, concluyendo con la marca individual que caracterizó al equipo celeste durante la etapa de Berizzo. Y el entrenador navarro no se ha demorado a la hora de iniciar quizás la transformación más complicada que debe acometer. La plantilla ha comenzado a trabajar en ese aspecto del juego desde la primera sesión. Aplicando la máxima de Lillo, vive en zona ya que jugará en zona.

La pretemporada se inicia con la tanda protocolaria de discursos dentro del vestuario. Habla el presidente, que ha acudido en compañía de consejeros y ejecutivos como el director general, Antonio Chaves; también esbozan sus líneas programáticas el director deportivo, Felipe Miñambres, y Juan Carlos Unzué. Sergio Álvarez resume el mensaje del nuevo técnico: "Lo típico, presentaciones, saber qué se quiere de uno y de otro, transmitirnos cómo van a ser sus metodologías; nada especial".

Solo dos fichajes, contando a Jozabed, y en realidad una cara nueva, la de Maxi Gómez, a quien el arquero, también uno de los capitanes, promete ayudar: "Lo iremos conociendo. Intentaremos que se adapte cuanto antes y que nos dé su mejor versión, que la vamos a necesitar, seguro". El uruguayo responde más a su edad (20 años) que a su condición de fichaje rutilante en la composición de los rondos. Él participa en el de los más jóvenes, que incluye a Borja Fernández, con ficha en el primer equipo aunque posiblemente sea cedido, y los cuatro miembros del filial que realizarán la pretemporada con los mayores: Iván Villar, Alende, Brais Méndez y Diego Pampín.

El rondo no sirve solo de calentamiento. Unzué se comporta como digno hijo de Johan Cruyff en la preeminencia que concede al balón en los ejercicios. En la sesión matinal se van sucediendo diferentes tareas combinativas. "Conocíamos cómo trabajaban. Sabíamos que la base de ellos es trabajar con balón y así ha sido desde este primer día", celebra Sergio Álvarez.

Unzué adopta un rol complementario durante el entrenamiento. Es Robert Moreno el que lidera la sesión, reúne al grupo en corrillo y explica cada ejercicio. Añade instrucciones específicas para algún jugador, como Maxi. El impasible Moreno ejercía de analista en el cuerpo técnico de Luis Enrique, tanto en el Celta como en el Barcelona. Los jugadores destacaban su extraordinaria capacidad para desentrañar los secretos del adversario. Ha dado un paso al frente con Unzué como jefe principal.

Todos comparten un mismo ideario, que no solo se ciñe a la escuela de Cruyff. Berizzo tomó la marca individual de su maestro Bielsa. El jugador debía seguir a su par en trayectorias largas, con territorios amplios de influencia, aunque limitados, también con permutas en la vigilancia. Una disposición que, sin despreciar la importancia táctica, demandaba sobre todo la convicción del jugador. El Celta realizaba un tremendo desgaste físico e imprimía vértigo a sus partidos, tendentes al ida y vuelta. Unzué aplica el marcaje presionante en zona con el que Sacchi revolucionó el fútbol a finales de los ochenta. El navarro también quiere recuperar el balón lo más cerca posible de la portería contraria. Pero construye toda su estructura defensiva en función de dónde se encuentre el esférico, intentando distinguir las zonas útiles del campo de aquellas que puede dejar vacías en cada instante. Unzué quiere orden donde Berizzo deseaba libertad.

Sin piezas suficientes para un once contra once, Unzué y Moreno alinean a Mallo, Costas, Fontás, Pampín, Brais, Jozabed, Pape, Pione y Beuavue a un lado; al otro, Roncaglia, Cabral, Sergi Gómez, Alende, Hjulsager, Borja Fernández, Radoja, Álex López y Maxi Gómez. Wass juega con los dos en ataque. El equipo empieza a moverse de forma acompasada. Casi todos crecieron en el fútbol con la disposición zonal. Pero han de recordar las rutinas abandonas durante tres temporadas. "Lo que tienen que hacer los jugadores y creo que también los entrenadores es adaptarse unos a otros", argumenta Sergio. "Para eso están las pretemporadas, para saber lo que quiere el entrenador y adaptarse lo más rápido posible. El jugador tiene que vivir con eso. Sabemos que esto del fútbol es así. Cada uno tiene sus ideas y hay que adaptarse".