Un penalti provocado por Brais Méndez y transformado por Borja Iglesias en el último suspiro permite al Celta B mantener la esperanza de pelear por el ascenso a la Segunda División B, un sueño que parecía convertirse en realidad en los primeros instantes del partido con el tempranero gol de Juan Mera pero que luego se convirtió en pesadilla con los tres tantos del Valencia Mestalla. Sin embargo, cuando la esperanza parecía perdida apareció Brais Méndez, el mejor del filial céltico desde su salida al campo en la segunda mitad, para ganarle la partida al meta Sivera y provocar el penalti que permite mantener la ilusión.

Una ilusión que era patente antes incluso del pitido inicial en un Municipal de Barreiro que registró un lleno absoluto. El celtismo había respondido a la cita y se congregó en masa para intentar ayudar a sus jóvenes valores a dar el primer paso hacia la Segunda División.

Alejandro Menéndez se vio obligado por las bajas por sanción de Roger Riera y Samu a hacer un par de retoques en su once habitual, aunque ambos concentrados en una defensa en la que Kevin ocupaba el lateral derecho, Rober era la pareja de Diego Alende en el centro de la zaga y Adrián Castellano ocupaba el lateral izquierdo. El resto, sin sorpresas. Néstor Díaz en la portería, Juan Mera, Gustavo Ledez, Borja Fernández y Juan Hernández en mediocampo con Borja Iglesias y Hicham como dupla ofensiva.

El Valencia Mestalla llamaba ya la atención de inicio por la corpulencia de sus jugadores que permitía anticipar un encuentro bastante físico. Su técnico, Curro Torres, optaba por un 4-1-4-1 que acabaría creando muchos problemas a los vigueses al generar una notable ventaja numérica en mediocampo, en especial por la movilidad de Quim Araujo y Eugeni, apoyados en la capacidad de desequilibrio por bandas de Nacho Gil en la derecha y Sito en la izquierda.

De todas formas, el calor de la grada se notó en el comienzo del partido. El Celta B salió a por todas y aún no se había cumplido el primer minuto de juego cuando un balón recuperado de cabeza por Adrián Castelllano permitió a Hicham buscar en profundidad al máximo goleador de la Segunda División B. Pero en esta ocasión Borja Iglesias no fue capaz de precisar un disparo que se le marchó ligeramente alto.

No hubo casi tiempo a lamentar la oportunidad perdida porque apenas un suspiro después Juan Mera recogió un balón escorado a la derecha, inició la diagonal hacia el centro y a medio camino se sacó de la manga un zurdazo genial ante el que nada pudo hacer Sivera.

El guión del partido parecía el soñado por los aficionados célticos aunque el tempranero gol tuvo el efecto contrario al que cabría esperar. El empuje local se vio mitigado por la ventaja en el marcador mientras que el efecto en los visitantes fue totalmente contrario. Los siguientes quince minutos mostraron a un Valencia Mestalla capaz de manitar a un Celta B que únicamente podía sacudirse la presión mediante pelotazos ante un rival que sabía muy bien qué hacer con el balón.

Un disparo lejano de Eugeni al que Néstor Díaz reaccionó muy bien para evitar el tanto (min.13) anunciaba lo que estaba por llegar. Borja Fernández y Gustavo Ledes eran incapaces de equilibrar la balanza ante un mediocampo valencianista mucho más nutrido y, así, el conjunto de Curro Torres acabó encontrando un hueco en la banda izquierda para llegar hasta la línea de fondo y poner un centro que acabó llegando a Quim Araujo. Con tiempo para controlar y disparar, el mediocampista del Valencia Mestalla no perdonó (1-1, min.26).

Los pupilos de Alejandro Méndez acusaron un empate que se veía venir y los visitantes olieron la sangre, aprovechando para repetir acción cinco minutos más tarde aunque en esta ocasión fue Nacho Gil el que recibió el balón atrás para sorprender con un derechazo a la escuadra de la portería de Néstor Díaz (1-2, min.30).

El nuevo golpe dejaba muy tocado a un Celta B que parecía reaccionar apenas dos minutos después con una internada por banda izquierda de Juan Hernández, que consiguió sacar un centro para que Hicham volease y Sivera, con muchos apuros atrapase en dos tiempos. Y en la siguiente acción fue Borja Iglesias el que centró desde la derecha para que Hicham, en boca de gol, no llegase a enviar la pelota a la red por escasos milímetros.

Pero el Valencia Mestalla seguía llevando la iniciativa del encuentro y estuvo a punto de ampliar su ya interesante renta instantes antes del descanso, en un saque de esquina en corto para que Nacho Vidal probase fortuna con un potente y bien colocado disparo al que respondió Néstor Díaz con otra sensacional estirada.

Se esperaba una reacción del Celta B tras el paso por vestuarios. El primer paso debería ser equilibrar la desigual lucha en mediocampo para tratar de recuperar el control del choque. Aún no había dado tiempo para ver si iba a ser así cuando Borja Iglesias ejecutó una falta desde la frontal que se estrelló en el larguero de la portería valenciana. Y de la ilusión se pasó a la decepción en un suspiro ya que instantes después Gregorio Sierra le ganó la partida a toda la defensa local para cabecear en el primer palo un saque de esquina y conseguir un 1-3 que enmudecía Barreiro.

El resultado era concluyente y el Valencia Mestalla parecía conformarse con su ventaja sin intentar hacer más sangre. Grave error. La entrada en el campo de Brais Méndez, muy activo y acertado en sus intervenciones, dio otro aire a un Celta B que ya no tenía mucho que perder pero quería un tanto que abriese la puerta a la esperanza.

Con más corazón que juego, el filial céltico empezó a inclinar el campo hacia la portería defendida por Sivera, aunque mirando de reojo un posible contragolpe levantino que aniquilaría ya definitivamente cualquier opción de mantener el sueño del ascenso.

El encuentro entraba en su recta final con un nuevo balón profundo para la carrera del delantero céltico, que superó a un Ayala tocado y que pediría el cambio en esa misma jugada pero que se encontró con la ayuda del recién salido al campo Charlie para evitar su remate (min.85). Sin embago, apareció un último córner, una última ilusión. Gustavo Ledes la puso en el área, hubo un par de intentos de remates entre el barullo y el balón parecía destinado a acabar en las manos de Sivera. Pero cuando el meta iba a agarra la pelota, Brais Méndez puso el pie adelantándose y el portero del Valencia Mestalla acabó derribándole.

Toda la presión pasó entonces a los hombros de Borja Iglesias, el encargado de asumir la responsabilidad y tratar de transformar una pena máxima que variaba por completo la vuelta.