El Celta se tomó ayer un día de merecido descanso tras rozar la víspera la proeza en Old Trafford con una imperecedera actuación contra el Manchester United que prácticamente pone fin a una de las más brillantes campañas de la historia del club. Con la temporada casi rematada, sin grandes objetivos por los que pelear ya en el horizonte, la atención se centra en el futuro de Eduardo Berizzo, el Toto, conductor de los últimos éxitos deportivos del equipo y objeto de deseo de otros clubes, cuya continuidad (o marcha) debe resolverse en cuestión de pocos días.

El entrenador del Celta decidió a primera hora de la mañana de ayer, después de un largo viaje de vuelta en el que el vuelo tuvo que ser desviado a Santiago, suspender el entrenamiento vespertino que el plantel iba a realizar a puerta abierta en A Madroa para no incrementar la fatiga de sus jugadores. El plantel reanudará hoy el trabajo, a las 10.30 horas, con la mirada puesta en el compromiso liguero de mañana ante el Deportivo Alavés (Mendizorroza, 16.00 horas). Berizzo abrirá al público la sesión para que la plantilla pueda recibir el reconocimiento de su orgullosa afición en un momento de abatimiento y, de este modo, reactivar al equipo para concluir la temporada del mejor modo posible. Sin embargo, muy poco queda ya que hacer este curso. En tierra de nadie en la Liga, sin peligro de descenso ni opciones de luchar por Europa, y tras quedarse a las puertas de dos finales en una campaña memorable, la atención competitiva se centra apenas en la posibilidad de ser jueces de la Liga en el partido aplazado contra el Real Madrid.

Entre tanto, el futuro de Berizzo preocupa a la afición y al club. Hace unas semanas la sensación generalizada era que el preparador argentino continuaría liderando el proyecto celeste al menos una temporada más. En Plaza de España se consideraba que la renovación de Berizzo estaba encauzada y se ponía como ejemplo de la sintonía entre el técnico y el club las diversas reuniones que éste había mantenido con el director deportivo, Felipe Miñambres, para planificar la próxima campaña. La situación ha cambiado en pocas semanas.

El interés de varios clubes importante, a los que últimamente parece haberse sumado el Sevilla, ha cambiado sin embargo el panorama, que no parece ahora tan favorable. Berizzo ha asegurado que dará prioridad al Celta y no escuchará ofertas hasta rematar la negociación con el Celta, en uno u otro sentido. Hasta ahora, el técnico céltico ha aplazado su encuentro con el club alegando razones deportivas, para no distraer al equipo en un momento crucial de su historia y centrar todos sus esfuerzos en llevar a Celta a su primera final europea.Pero el encuentro ya no puede aplazarse más. Ambas partes tendrán que reunirse en los próximos días para determinar si continúan juntos o separan sus caminos. El primer escollo es el asunto económico, pues el Toto pide un incremento salarial considerable, tanto para él como para sus colaboradores. Sin embarbo, la cuestión más espinosa es la deportiva. El técnico ha dejado claro que quiere dar un salto competitivo y el club no coincide del todo con los planes del técnico y duda sobre la necesidad de dar una vuelta de tuerca al proyecto en una temporada en la que el club no va a competir en Europa.

Los próximos días, seguramente tras la vuelta del equipo de Vitoria, serán determinantes en la negociación. El club, que esperaba tener resuelto el asunto a finales de abril, necesita despejar con urgencia la situación y conocer ya si Berizzo lidera su nuevo proyecto o recurre a alguna de las alternativas que maneja para sustituirlo.

La eliminación de la Europa League supone otro problema. Uno de los alicientes de Berizzo para seguir en el Celta era la posibilidad de acceder a la Liga de Campeones por la vía de la UEFA ganando la final de Estocolmo. Esta vía también se ha cerrado, con lo que los objetivos del equipo serán la próxima temporada más modestos.

En tales circunstancias, el Celta ha sido tradicionalmente partidario de manejar una plantilla corta, de un máximo de 20 o 21 futbolistas de campo, que obligaría a soltar lastre y comportaría una menor inversión en fichajes. Y esto no casa bien con el deseo del técnico de contar el próximo curso con un plantel más competitivo, capaz de aspirar a metas mayores, que sí pueden ofrecerle otros clubes económicamente más pujantes .