El Celta de Berizzo se ha acostumbrado a caminar de gesta en gesta. El periplo desu afición más bien va de una demostración de fe inquebrantable. La comunión entre equipo y celtismo es total. La pasión entre ambos en esta nueva era posiblemente nació en Peinador tras la derrota sufrida en Granada. La mejor noticia es que no hay límites ni para unos ni para otros. Old Trafford es el siguiente desafío, el reto mayúsculo por rival, por escenario y por estar hoteando la final de una gran competición europea.

Desde la noche dramática en Los Cármenes hasta hoy han pasado casi seis años. En esta maravillosa aventura tiene un lugar especial la milagrosa permanencia de 2013. El celtismo guarda con mimo aquel triunfo. Había un 4% de opciones de vida. Se sobrevivió con el gol de Natxo Insa. De aquel milagro a Old Trafford. Las casas de apuestas toman el testigo de la ciencia. Dan un 15% de posibilidades de asaltar Old Trafford, de prolongar el sueño europeo a la gran final de Solna. Si pudieron entonces, ¿por qué no ahora?

El celtismo afronta su mayor desplazamiento en Europa. Berizzo comprende la ilusión. "Este equipo es capaz de lo imposible", comentaba en la rueda de prensa previa a la gran cita de este jueves. Justo después de comparecer ante los medios junto al Tucu Hernández, que ya está recuperado de su lesion, los jugadores pisaron por primera vez el césped del 'Teatro de los Sueños'. Fue la primera toma de contacto, la misma con la que un grupo de aficionados hizo su particular entrenamiento de la que esperan sea la noche más importante de la historia del Celta.