Las últimas derrotas ligueras no han minado la moral del Celta, que afronta los días previos al partido de Mánchester convencido de poder remontar el 0-1 obtenido el pasado jueves por el equipo de José Mourinho en Balaídos. Los celestes regresaron ayer tarde al trabajo en las instalaciones de A Madroa con renovadas energías para ultimar la preparación del decisivo duelo ante los red devils.

El principal foco de atención de la sesión estuvo centrado en el estado físico del centrocampista Pablo Hernández, el Tucu, que se recupera de una lumbalgia derivada de un golpe sufrido en el primer asalto de la eliminatoria el pasado jueves en Balaídos. El internacional chileno lleva un par de días entrenándose normalmente con el grupo y todo hace indicar que estará disponible para ser de la partida que emprenda mañana viaje a Mánchester.

Si nada se tuerce, el entrenador del Celta, Eduardo Berizzo, dispondrá de todos sus efectivos para Old Trafford. La única baja, ya conocida, será la del delantero italo-estadounidense Guiseppe Rossi, quien hace un mes se fracturó la rodilla izquierda en el partido de Liga contra el Eibar y, tras ser recientemente operado de la lesión con buen pronóstico en Dallas (EE UU), es baja por lo que resta de temporada.

Una de las dudas que rodean a la convocatoria de 18 futbolistas que Berizzo debe conformar para el partido atañe a la identidad del portero suplente. La lógica señala que el elegido debería ser Rubén Blanco, el portero titular de Berizzo antes de lesionarse en enero pasado, aunque la lenta recuperación del mosense y lo reciente de su lesión podrían propiciar que el técnico volviese a convocar a Iván Villar, el portero del filial. El guardameta de Aldán ha sido, de hecho, la opción del técnico para el banquillo tanto en el primer asalto de la semifinal disputada el pasado jueves en Balaídos como en el último compromiso liguero de los celestes frente al Málaga.