El Amfiv le enseña el camino al Celta en el asalto al primer título. La plantilla baloncestística ha afrontado en la Challenge Cup todos sus miedos: tres finales perdidas en la Willie Brinkman (2006, 2008 y 2010) y una en la Copa del Rey (2006), la presión del anfitrión, la ansiedad de querer dedicar la victoria a Pablo Beiro... Los jugadores vigueses miraron a los ojos al pánico, temblaron (9-20 de salida) y se sobrepusieron.

"Personalmente los nervios me jugaron una mala pasada al comienzo de la final. Era inevitable", admite Alejos. El cuerpo técnico conocía la importancia de controlar tanta pasión. César Iglesias había incrementado las visitas al vestuario de Diego Núñez, psicólogo y coach emocional. "Lo habíamos trabajado con Diego. Pero es imposible sacárterlo de la cabeza por mucho que lo intentas". A Alejos le pesaba especialmente el recuerdo de Pablo Beiro. "Sé que Agustín era su niño", conviene Shelley. Beiro convenció a la familia de Alejos de que le dejasen practicar baloncesto. Lo tuteló hasta que se convirtió en profesional. El medallista paralímpico resume: "Hablar del Amfiv y de Pablo es lo mismo. Todos teníamos ganas de ganar y dedicárselo".

Shelley compartía esa necesidad. Ella conoció a Pablo ya en su primera visita a Vigo, en 2011. "Somos muy amigos de Chechu (el sobrino y actual presidente), Manolo (Veiga, otro de los fundadores) y los demás. Nos sentimos familia. Yo también estaba emocionada porque sabía qué importante era Pablo".

Fue el capitán, Berni Costas, el que arrancó a sus compañeros de ese marasmo. "El papel que hizo Berni en el segundo cuarto nos ayudó muchísimo, con la intensidad que metió. Empezamos a remontar. La afición celebraba más, estaba más agitada, pero nosotros nos tranquilizamos", analiza el vigués. "En cuanto Lorenzo (Envó) y yo, que somos los que marcamos el ritmo del equipo, nos calmamos un poco, todo fluyó. En el primer cuarto yo cogía el balón y quería llegar lo antes posible de un lado a otro. Después paraba un poco, levantaba la cabeza, leía el juego un poco mejor...".

Otro factor clave, también equiparable al caso céltico, ha sido el físico. El Amfiv se ha mostrado "más veloz y fuerte" que los demás contendientes, constata Cronau. Iglesias, como Berizzo, apuesta por el galope, la transición rápida, la verticalidad. Alejos añade: "El Wiesbaden había tenido un partido complicado contra Titans en semifinales. Nosotros también contra el Merkezi, pero habíamos podido rotar más durante el torneo. Ellos lo notaron. En la segunda parte bajaron muchísimo".

Cronau ejemplifica esa energía sin necesidad de anotar un solo punto. Ella escarba en la zona rival los túneles que sus compañeros aprovechan. Alejos revela: "Estuvimos viendo el vídeo de la final y su segunda parte es espectacular. Nos ves encestando bajo el aro a Chava, a Lorenzo, a mí... Y si lo estudias, es gracias a los bloqueos de Shelley". La australiana bromea: "Yo soy la que hace posible que Agustín anote tantos puntos". Lo mira y sonríe con malicia:

- Sin mí, no serías nada.

César Iglesias necesita la dureza de la pequeña Cronau, capaz de tirar de la silla a los rivales más fornidos. "Todos los entrenadores que he tenido me han dicho: 'Sal ahí y sé dura'. Tengo que jugar de esta forma para estar al máximo nivel, ser fuerte, agresiva y chocar", explica. No le importa quedarse con el casillero a cero: "Mi equipo sabe que no quiero anotar. Yo trabajo, trabajo y trabajo para mis compañeros".

El Amfiv basa su éxito en el reparto coral, la especialización y la creación de una fórmula que trasciende la simple adición de sus piezas. "Hemos tenido muchísima suerte", admite Alejos, que destaca la integración entre la gente de casa y los foráneos. "Shelley ya conocía todo esto y Chava es una persona espectacular. Tenía mis dudas con Abdi al principio. El rol de los puntos 1 teóricamente es lo que hace Shelley. No conocía a Abdi -el mejor punto 1 anotador del mundo-, tenía en mi cabeza que podía ser un tipo más arrogante y egoísta. Y es completamente lo contrario. Fuera de la pista es el primero que viene a preguntarte qué te pasa o se toma un café contigo".

Los dos confían en que el éxito de la Challenge Cup tenga un efecto promocional. "La primera vez que la gente va a ver baloncesto en silla de ruedas piensa que serán diez discapacitados pasando el rato. Descubren un juego de mucha velocidad, mucho contacto", menciona Alejos. Cronau aporta: "Ganar el torneo es formidable pero sobre todo que ahora más gente ha descubierto que el baloncesto en silla es asombroso". Porque Alejos recuerda que su realidad diaria sí es muy diferente a la del fútbol: "Sería clave que de la Challenge Cup saliese un patrocinio para que podamos mantener el filial".