El celtismo ha encontrado en la afición del Athletic Club un aliado para la eliminatoria europea ante el Manchester United. El Celta-Athletic de Bilbao se ha convertido en un clásico en Primera División, tras cincuenta temporadas celebrándose, ya que el equipo vasco es uno de los tres clubes que siempre ha participado en la máxima categoría.

En el fútbol, como en la vida, el roce genera cariño. Pero en el caso de celestes y de rojiblancos, la simpatía que se muestran ambas aficiones va mucho más allá. Ahora mismo no hay mayor cordialidad para los seguidores del equipo de Vigo que la que se profesan con los de Bilbao. Y eso se aprecia en los desplazamientos que realizan ambas aficiones cuando coinciden sus equipos sobre un terreno de juego. Ayer, alrededor de dos mil aficionados rojiblancos se dieron cita en Balaídos. La mayoría en la zona reservada para las aficiones visitantes entre Río y Gol, pero camisetas y bufandas rojiblancas también asomaban por las demás gradas del estadio.

Muchos de los seguidrores del Athletic adelantaron su viaje a Galicia. La peña Zazpiak Bat, por ejemplo, visitó el sábado a Illa de Arousa, donde Os Carcamáns le prepararon un menú a base de mejillones y una gran paella. La comida es otra de las aficiones que une a vascos y a gallegos.

El grueso de la expedición bilbaína se paseó ayer por el Casco Vello vigués, para avituallarse y reponer fuerzas con los preciados productos de la tierra. El día prometía ser largo y frío, por lo que había que acumular calorías.

El duelo de ayer fue más amistosos de lo esperado. El Celta ahora mismo solo piensa en el Manchester. Y la afición del Athletic está con los célticos. en ese enfrentamiento con los ingleses. Los que ayer asistieron a Balaídos se pusieron a corear "Real Club Celta de Vigo", después de arrancarse con Raphael y su "Hoy puede ser mi gran noche". La canción, habitual en la banda sonora del estadio vigués, resume el deseo de todo el celtismo para el jueves, en el duelo que abre la semifinal europea.

Ese doble partido ante el United es lo único que preocupa al Celta y al celtismo, que ayer recibió el apoyo fraternal de la afición bilbaíno. Hasta los cambios de Berizzo se aplaudían entre la afición visitante, a la que los dos goles de Raúl García la sumieron en un carrusel de cánticos que estrechan todavía más los lazos con el celtismo.