El Celta saldó con una esforzada derrota en inferioridad numérica en el Sánchez Pizjuán el ensayo general de la histórica eliminatoria que la próxima semana va a enfrentarle al Manchester United en las semifinales de la Europa League, que el preparador celeste, Eduardo Berizzo, afrontó con toda su artillería. La dificultad del escenario, uno de los campos más complicados del campeonato y la pujanza del adversario, el vigente campeón de la Europa League, convertían el choque en el perfecto banco de pruebas para comprobar el estado de forma de los celestes a siete días de su duelo con el poderoso conjunto de José Mourinho.

Cayó el Celta en un partido extraño, sin claro dueño hasta el descanso y de dominio nervionense en las segunda parte, tras la expulsión por doble amarilla de Pablo Hernández (minuto 55), que convirtió la recta final del partido en un ejercicio de supervivencia.

Más sombras que luces mostraron los celestes, que tuvieron en Sergio a su mejor hombre, encontraron el empate en un penalti a Guidetti regalado por N'Zonzi y se beneficiaron de tres balones estrellados por el rival contra la madera.

Solo cuando Nasri adelantó por segunda vez a los de Jorge Sampaoli mostró el Celta su versión más afilada. Sacando fuerzas de flaqueza, el cuadro vigués volcó en busca del empate y generó más peligro en los 12 minutos finales que en el resto del partido. No encontró el gol pero, en un insospechado arranque de amor propio, acabó el choque derramado en torno al portal sevillista.

Los primeros 15 minutos tuvieron color celeste. Fiel a su estilo, el Celta presionó con intensidad en cancha nervionense y en los primeros minutos dificultó la salida de pelota del Sevilla, que se vio obligado a sacudirse el empuje de los hombres de Berizzo con balones largos sin destino claro.

En esta fase inicial, los célticos llevaron la iniciativa. Movieron la pelota con velocidad y trataron de ganar en jugada el portal de Sergio Rico, pero faltó claridad de ideas y precisión en el último pase para hacer verdadero daño a los hispalenses. Guidetti perdió la batalla física con los centrales hispalenses, Aspas tomo decisiones equivocadas en las búsqueda de socios y el medio campo tuvo muchos problemas para manejar el balón frente a los gigantes sevillistas Iborra y N'Zonzi.

El Sevilla reúne talento y condición física y acabó por encontrarse cómodo con el juego directo hasta llegar cada vez con mayor claridad hacia los dominios de Sergio. Ganso dio el primer aviso con un peligroso cañonazo desde la media luna que se perdió muy cerca de la escuadra de la portería celeste pero fue Iborra, la pesadilla de los celestes en el partido disputado en la primera vuelta en Balaídos, el que cortejó el gol con un cabezazo a la base del poste tras un gran centro de Mariano. No mucho después, a cuatro minutos del descanso, Sergio evitó que Correa inaugurase el marcador tras una gran jugada del montenegrino Jovetic.

Al margen de un penalti no señalado a favor del Celta por mano (difícil de apreciar) de Iborra en el área, la única acción de cierto peligro la protagonizó Pione Sisto (minuto 11) con un poderoso disparo desde el vértice del área sevillista que no encontró puerta.

La encorsetada batalla protagonizada por ambos equipos en la primera parte se destrabó tras el intervalo con una jugada individual de Correa, que aprovechó un boquete defensivo para fusilar a Sergio. El atacante argentino aprovechó un defecto de colocación de los centrales para colarse en el área, superar el marcaje de Mallo y descerrajar un tiro imposible para el "Gato".

El Celta encajó el golpe con entereza, dio un paso al frente y enseguida se encontró con el empata casi sin quererlo. Gil Manzano, que poco antes no vio la mano de Iborra, no dudó sancionar con penalti en un prescindible agarrón de N'Zonzi a Guidetti en el área nervionense.

Aspas recogió el balón, lo situó en el punto de penalti y estableció su decimoséptimo gol en la Liga esta temporada con un disparo de manual: fuerte y por el centro.

Cuatro minutos habían transcurrido apenas entre el gol de Correa y el de Aspas y solo pasaron tres más hasta la expulsión de Pablo Hernández (minuto 55), que condicionó la última media hora de partido. El árbitro le mostró la segunda amarilla tras una dura entrada a N'Zonzi e inclinó definitivamente el campo hacia la portería de Sergio. Durante bastantes minutos, hasta que Nasri deshizo el empate, los celestes conectaron la bomba de achique frente a un rival lanzado, que percutió con mucho peligro desde los costados. Correa rondó el segundo con un tiro que se perdió por la línea de fondo, Escudero hizo saltar astillas del travesaño tras otra acción del argentino, el más incisivo de los sevillistas, y Sergio, con una portentosa estirada, desvió al larguero un cañonazo del Nasri, que había entrado poco antes por Sarabia.

La entrada del marsellés y de Ben Yedder fue determinante, pues el exatacante del Arsenal sirvió a a su compatriota el gol de la victoria. Poco antes, el Celta dio por primera vez señales de vida en una inteligente acción de Aspas que concluyó con un tiro cruzado de Wass que se perdió junto a la cepa del poste del portal hispalense. Un minuto después, Ben Yedder encontró premio a la insistencia del Sevilla al anticiparse a Mallo y rematar en el área pequeña un gran pase de Nasri.

El destrozo debería haber noqueado definitivamente al Celta, pero los hombres de Berizzo tiraron de orgullo y, reforzados por la entrada en el campo de Bongonda y Beauvue, se lanzaron sin red a por el empate y obligaron al Sevilla a replegarse en torno a Rico. Bongonda, con un disparo al lateral de la red tuvo la mejor ocasión -remató con su pierna mala, la derecha- en un eléctrico final de partido que el valiente equipo de Berizzo acabó en el área rival.