La comunión entre equipo y afición permanece intacta. Celtismo y equipo caminan juntos, de la mano. Si el Atlético de Simeone va de partido a partido, el Celta de Berizzo aboga por ir de gesta a gesta. Tras hacer historia en Genk, el equipo vigués retomó el trabajo. Desafió el cansancio no sólo del partido, sino del viaje que devolvió a la expedición viguesa a sus respectivos hogares bien entrada la madrugada.

A las 17:30 horas tocaba vestirse de corto de nuevo. En el horizonte está LaLiga Santander. El Betis es el siguiente reto. En la sesión programada a puerta abierta, centenares de celtistas aprovecharon la oportunidad para acudir a A Madroa a homenajear a una generación que, una vez roto el techo histórico de los cuartos de final, se propone conquistar el Viejo Continente.

El entrenamiento fue una fiesta, una nueva demostración de fe y de confianza de una hinchada que se ha instalado en la alegría después de los duros años en Segunda División. La progresión continúa, la leyenda, también.