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Fundido a negro en el medio del campo del Celta

El Celta muestra en Valencia una versión irreconocible en la que pagaron por encima de todo la desaparición de Radoja, Wass y el Tucu

Jonny observa a Bongonda tras sufrir una falta durante el partido de ayer. // LOF

En tres días el Celta ha vivido una transformación terrible. El equipo ajustado y preciso del pasado lunes, que no perdió ni un solo duelo individual ante Las Palmas, pasó a convertirse en el equipo desnortado e irreconocible de Mestalla donde una versión muy regular del Valencia aprovechó las enormes vías de agua que dejaron los de Berizzo para llevarse un triunfo justo. El Celta es un conjunto que no disimula. Para lo bueno y para lo malo. Se adivina con rapidez cuándo están las piezas en su sitio y cuándo no. Ayer era de los segundos días. Imprecisos, pocos claros, desorganizados desde el comienzo. La exactitud en la presión de hace tres días desapareció por completo y por ahí se les fue el partido. Ni la ventaja en el marcador, tras el gol de Cabral, sirvió para enderezar el rumbo del partido.

la banda izquierda

El Valencia no tardó en encontrar una mina de oro en la banda izquierda del Celta. Cancelo, en plena crisis personal y discutido por u sector de la grada, se rehabilitó por completo gracias a la inestimable ayuda de Bongonda y de Jonny, dos socios inesperados del lateral. Se los tragó. Se intuía un partido complicado para él, pero al final cambió por completo el escenario y fue el Celta quien se vio desbordado por el costado izquierdo. Por allí llegó el gol del empate en una acción que demostró que anoche las persecuciones individuales -un signo de identidad del grupo de Berizzo- no iban a traer grandes noticias. Cancelo superó en la carrera a Bongonda y puso un balón atrás a Parejo a quien nadie siguió para que marcase casi a placer. Fue el primer síntoma inquietante que emitió centro del campo.

Radoja-Wass-tucu

Puede que haya que rebuscar mucho en la etapa de Berizzo al frente del Celta para encontrar un partido tan desastroso de su medio del campo. Radoja se vio desbordado, Wass fue un muestrario interminable de imprecisiones y Pablo Hernández directamente no estuvo. Y no suele suceder porque el chileno siempre garantiza un mínimo de rendimiento. Pero ayer fueron un ejemplo de incoherencia con la pelota y transparentes sin ella. El Valencia les superó gracias sobre todo al trabajo de Enzo Pérez y el talento de ese Carlos Soler que va para futbolista importante. Los duelos en esa zona se perdieron casi todos y las segundas jugadas -otro de los fuertes de los vigueses- fueron para los valencianistas. El momento más trágico de este medio del campo llega en el tercer gol, cuando con el partido igualado y a falta de un puñado de minutos, Pérez avanza por el medio sin que nadie del Celta sea capaz ni tan siquiera de obstaculizar la carrera del futbolista que encontró con facilidad a Soler que tenía otra autopista abierta por delante.

Tras el gol de cabral

Y eso que el Celta se adelantó en una jugada a balón parado aprovechada por Cabral y en la que hay que agradecer el regalo de Alves en la salida. El tanto dejó al Valencia tambaleándose y los vigueses lo pudieron aprovechar porque en esa media hora del primer tiempo el Celta hacía daño cada vez que recuperaba un balón en el medio del campo. Faltó un instante de lucidez porque tampoco los delanteros estaban para grandes alardes. Aspas se fabricó un par de situaciones, pero no acabó bien ninguna de ellas. Eligió malos disparos o malos pases a los compañeros. Un punto más de inspiración del moañés hubiese podido decantar de un modo más claro el partido y seguramente habría cambiado el aspecto del partido.

bongonda

Ha perdido el sitio en el equipo y con actuaciones como la de ayer le va a costar mucho recuperarlo. Espantoso. Ni una vez comprometió a su lateral y lo peor de todo es que, al margen de que las cosas no salgan, se desentendió de la batalla. Bongonda está para encarar, para estirar el campo aunque no sea capaz de acabar las jugadas. Ayer evitó el mano a mano y eso demuestra que la pérdida de titularidad le ha afectado seriamente en los anímico. En defensa, como ya apuntamos anteriormente, no existió y así terminó por completar un partido horroroso. Pero recuperar la fe en su regate y en su carrera deben ser tareas ineludibles.

el penalti

El Celta, tras la remontada del Valencia, encontró el empate en un penalti "generoso" sobre Iago Aspas. Un premio seguramente excesivo para lo que estaban haciendo los de Berizzo, pero no era su noche. Aspas ganó el duelo a Alves -el mejor portero parando penaltis en la historia de la Liga- pero ni así fue capaz el Celta de sujetar el triunfo. Su medio del campo se agrietó una vez más, la defensa desapareció por completo y la autopista abierta la aprovecharon Pérez y Soler para ganar el partido.

con el gancho

El Celta tiene el peligro de descolgarse de la pelea de Europa. El domingo vuelve a jugar un partido determinante ante el Eibar. Lleva meses jugando duelos de capital importancia. En algún momento lo deben pagar. Mestalla fue uno de esos sitios donde la temporada se cobró un peaje.

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