Iago Aspas es el dueño del trono del fútbol gallego. El gallego ha cerrado el debate. Ídolo para los suyos, el moañés ha pasado de ser un villano para el deportivismo a convertirse en su verdugo. El Deportivo es una de sus múltiples víctimas. El conjunto herculino ha acabado sucumbiendo al talento, al descaro y a la valentía del mejor delantero español del momento.

Los números avalan al morracense. Tres derbis, cuatro goles. En cada uno de ellos ha ido superando dificultades para aquellos que todavía albergaban dudas sobre su momento pletórico. En verano anotó su primer tanto al Dépor. Fue en el encuentro disputado en Uruguay. Un golazo de falta acercaba al cuadro celeste a un nuevo triunfo en el clásico del fútbol gallego. Sin embargo, su grandeza, el enésimo capítulo que le convierte en una de las leyendas del celtismo lo escribió esta campaña. En Balaídos fue determinante para sellar una goleada histórica, un cuatro a uno en el que el moañés anotó dos tantos.

"Nunca ha marcado en Riazor", se decía en la previa del último derbi. El deportivismo se aferraba a esa estadística, una frase que se decía una y otra vez casi como terapia para autoconvencerse de que el moañés no iba a añadir Riazor a su larga lista de conquistas. El tanto llegó. Aspas se consolidó como el verdugo del Deportivo y la pesadilla de Albentosa, al que le ganó la espalda para batir a Germán Lux.

La celebración de ese gol en el estadio herculino ya forma parte de la historia de los derbis. En Vigo lo recuerdan y lo recordarán mientras que en A Coruña todavía escuece. Arribas, Juanfran y Luisinho (los socios de la defensa que lo sufrieron el domingo) ya han manifestado que ellos lo habrían celebrado con su gente. Aspas también lo hizo, pero antes mostró a los ultras del Dépor quién es el rey de Galicia.

Cuatro goles muy diferentes

El registro de Aspas es muy amplio. Ante el Deportivo ha hecho goles con diferentes finalizaciones. En el derbi de Uruguay se estrenó con un gran gol de falta, en Balaídos anotó de penalti y acercó la goleada con un tanto a la contra que sorprendió a Lux por su palo mientras que en Riazor remató de primeras un centro de Beauvue superando la defensa en estático que estaba haciendo el conjunto coruñés.