Todavía no ha hecho más que entrar en la recta final y la temporada 2016/2017 del Celta ya formará parte de su historia. A falta del último tercio del curso por disputarse y con el reto de avanzar hacia lo desconocido en la Europa League, el equipo de Eduardo Berizzo se propone añadir una nueva gesta a su catálogo: la conquista de Riazor en 'O Noso Derbi'.

El técnico argentino sabe lo que es ganar en el coliseo coruñés. Lo consiguió hace dos temporadas, cuando el Celta asaltó Riazor por última vez gracias a los goles de Charles y Larrivey. Pero aquella temporada no resultó ser tan redonda como la presente. Este Celta, que está a las puertas de superar su techo en competición continental si consigue eliminar al Genk en los cuartos de final de la Europa League, podría ponerle el broche a una temporada irrepetible si mañana a las 18.30 vence al Dépor y logra el pleno de victorias ante el eterno rival.

La campaña 2016/2017 permanecerá en la memoria del celtismo por muchos motivos. A principios de octubre el Celta volvió a endosarle cuatro goles al Barcelona en Balaídos. Las visitas al municipal vigués del conjunto azulgrana se han convertido en un calvario para los catalanes y en una fiesta para los gallegos. Los celestes regalaron una primera mitad perfecta en la que el Barça se transformó en un osito de peluche en sus manos. Sin embargo, los de Luis Enrique apretaron el acelerador tras el descanso. Finalmente y con suspense, los tres puntos se quedaron en Vigo.

La afición tardará en olvidar también el primer derbi de este curso en Balaídos. El Dépor se llevó un saco de goles de vuelta a la ciudad herculina. Dos goles de Iago Aspas, junto a los de Mallo y Orellana sirvieron para que el Celta ocupase el trono del fútbol gallego y firmase la mayor goleada ante los coruñeses desde 1955.

La Copa del Rey, por segunda temporada consecutiva, empezó con sonrisas pero terminó con llantos. El Celta volvió a quedarse otra vez a las puertas de la gran final después de caer eliminado en Mendizorroza por el Alavés. El gol de Édgar Méndez todavía sigue escociendo al celtismo. Pero, por otro lado, nadie le podrá quitar al Celta y a su afición el orgullo que supuso eliminar en cuartos a todo un Real Madrid, con victoria en el Santiago Bernabéu incluida.

Wass celebra su gol ante el Madrid en Balaídos en cuarto de final de la Copa del Rey. // R, Grobas

Y por último, el plato fuerte de la temporada, la Europa League. El equipo de Eduardo Berizzo ya llegado a la cima que hace más de una década alcanzaron los Mostovoi, Karpin, Mazinho y compañía. Este EuroCelta 2.0 sueña a lo grande después de que ayer le tocase el Genk belga en el cruce de cuartos de final, una "eliminatoria abierta", como señaló Borja Oubiña, pero asequible para la escuadra viguesa. A pesar de toda la emoción que podría quedar por delante hasta la final de Solna, el celtismo ya ha examinado sus nervios con el pase de la fase de grupos en la última jornada en el campo del Panathinaikos, se ha dejado la garganta con los goles de Aspas y Cabral en Ucrania ante el Shakhtar y ha explotado de felicidad cuando su equipo dejó en la cuneta hace solo tres días al Krasnodar ruso.

Beauvue marca el gol del triunfo ante el Krasnodar en Balaídos. // R. Grobas

Una victoria en Riazor nunca son solo tres puntos para el Celta. Vencer al eterno rival en ´O Noso Derbi´, en su propia casa y ante su afición redondearía una temporada por siempre recordada.