El Celta ha encontrando esta temporada un filón en las faltas directas contra el arco rival. Desde los tiempos del gran Alexander Mostovoi, el mejor especialista en las últimas décadas, el equipo celeste no había encontrando antes una productividad que se acerque a la de esta temporada, tanto en lo que se refiere a la pericia de los lanzadores como al número de futbolistas capaces de anotar.

El equipo de Eduardo Berizzo ha anotado este curso siete goles de falta directa en tres competiciones diferentes: tres en la Liga, dos en la Copa del Rey y otros dos en la UEFA Europa League (UEL), el último de ellos el pasado jueves al Krasnodar en el primer asalto de los octavos de final el torneo.

Cuatro especialistas se reparten los goles y lanzamientos. Daniel Wass suma tres tantos, dos en la UEL y otro en la Liga; Iago Aspas ha aportado dos, ambos en la Liga; y Marcelo Díaz y Pione Sisto, uno cada uno, en la Copa del Rey.

El último mes ha sido especialmente productivo en lo que a goles de falta directa se refiere con el tanto de Daniel Wass que abrió el marcador el pasado jueves ante el Krasnodar y los dos logrados, de forma consecutiva, por Iago Aspas en los recientes compromisos ligueros contra el Sporting de Gijón y el Espanyol.

El liderazgo de lanzamientos directos en el Celta lo ostenta Daniel Wass, un tanto eclipsado el pasado curso por otros especialistas, como Nolito o Fabián Orellana, que eran hasta esta temporada los principales lanzadores celestes con la pelota detenida.

Los números deWass son especialmente significativos. Según el portal especializado "Who Scored", el internacional danés presenta desde el año 2013 el segundo mejor porcentaje de efectividad en libres directos de todas las ligas europeas. Seis de los treinta y ocho lanzamientos (un 15,8 por ciento) que ha ejecutado han acabado en el fondo de la red. Los números del céltico tan solo los supera el centrocampista bosnio del Roma Miralem Pjanjic, que presenta un 18,3 por ciento de efectividad (7 goles de 38 lanzamientos).

El punto fuerte de Wass es la potencia. Sus goles suelen llegar en faltas lejanas con disparos durísimos que confieren un extraño efecto al balón. El Panathinaikos y el Krasnodar en Europa y Las Palmas en la Liga han sido sus víctimas este curso.

Si la principal virtud de Wass es la potencia, la de Aspas es la habilidad. El moañés, que esta temporada no se había prodigado como lanzador de faltas hasta la visita el Celta a El Molinón, estableció el empate ante el Sporting con una pequeña obra maestra, intuyendo el salto de la barrera, con un disparo raso ajustado al palo que Pichu Cuéllar solo pudo seguir con la mirada. No menos hermoso fue su gol al Espanyol unos días después, esta vez con un tiro de rosca por encima de la barrera que se coló pegado a la escuadra derecha de la portería perica.

Marcelo Díaz, mientras, ya había acreditado ser un consumado lanzador de faltas antes de llegar al Celta. Tanto que el chileno ha pasado a la historia del Hamburgo por salvar en la última jornada al equipo alemán del descenso -es el único conjunto de la Bundesliga que nunca ha bajado a Segunda- con un perfecto tiro de falta. En Hamburgo lo idolatran por ello. En el Celta su aportación llegó en el Copa del Rey, ante el UCAM Murcia, con el gol que sentenció la eliminatoria.

También en la Copa del Rey, aunque en octavos ante el Valencia en Balaídos, llegó el golazo de falta de Sisto, que batió a Jaume con una hermosa parábola.