Carlos Mouriño ha condicionado su futuro en el Celta a solo si es capaz de conseguir que el proyecto de disponer de un nuevo estadio y una ciudad deportiva cristalice. El dirigente, tal y como ya había informado FARO; ha rechazado la oferta que disponía sobre el club al considerar ahora mismo el proyecto viable "dentro o fuera de la ciudad" y ha pedido formalmente al consistorio que se defina con una repuesta "con seguridad jurídica" sobre su propuesta de comprar Balaídos o que se le facilite licencia para construir un nuevo estadio en otra ubicación. "Si hay un acuerdo tiene que ser con validez jurídica, sino estudiaremos las ofertas de fuera de Vigo, que las tenemos", aseguró Mouriño en su comparecencia.

El presidente céltico confirmó ayer durante una extensa comparecencia ante los medios informativos que ha rechazado esa oferta de 93 millones de euros de un conglomerado empresarial chino por el 66 por ciento del accionariado del club al considerar que la situación "ha cambiado" y el proyecto para disponer un nuevo campo es ahora viable.

La oferta iba a formalizarse al contado, por notaría, y en un único pago que incluía el préstamo que el club adeuda al presidente, y estaba únicamente pendiente de recibir el visto bueno de las autoridades chinas. "Como siempre dije no había nada supeditado al porcentaje accionarial ni a la venta de Balaídos", manifestó.

La decisión de no vender el club al holding chino se debe, según dijo, a la mejoría de las expectativas que Mouriño tiene sobre la compra de Balaídos o la construcción de un nuevo estadio en Vigo o en alguno de los municipios limítrofes que, según dijo, ya le han ofrecido "grandes facilidades" para ubicar la instalación.

El presidente del Celta reveló que el pasado martes solicitó formalmente por carta al consistorio la compra de Balaídos o la concesión de una licencia para la construcción de un nuevo campo. "En función de su respuesta, tomaremos un camino u otro", afirmó. Y añadió: "Si no nos quieren en Vigo, nos tendremos que ir de Vigo. No pedimos ninguna ilegalidad, sino un acuerdo con validez jurídica. No queremos un compromiso ni un convenio. Hemos sido pacientes pero es el momento de las decisiones. Esto tiene que quedar claro para la afición y la ciudadanía".

Mouriño cree que las perspectivas de sacar adelante el proyecto del nuevo campo han cambiado tras la campaña desarrollada por él mismo durante el pasado mes de diciembre ante la ciudadanía y los grupos municipales, a los que ahora ve más receptivos. "Han cambiado los términos de la concesión, la posibilidad de una venta en Vigo o las facilidades que nos están dando desde fuera para construir estadio y ciudad deportiva", apuntó. El dirigente céltico dejó claro, en todo caso, que su continuidad al frente de la entidad sigue estando supeditada a la necesidad de disponer de un nuevo estadio y una ciudad deportiva y explicó que está última no se construirá hasta conocer dónde se ubicará el nuevo campo. "Si después de todo esto no podemos hacer el nuevo campo y la ciudad deportiva ni en Vigo ni fuera, Mouriño no continuará. A mi edad lo puedo dejar en cualquier momento, pero mientras esté pelearé por que este momento se pueda cumplir", dijo.

La pelota, insistió el mandatario céltico, está en este momento en manos del ayuntamiento. "El Concello está trabajando en una serie de propuestas y tiene que definirse sobre la venta. Es el momento más clave de la historia del Celta. Si nuestra propuesta no es factible, alguien nos tendrá que decir qué es lo factible", advirtió.

Mouriño urgió al consistorio a tomar una decisión. "Esperamos alguna propuesta, pero no vamos a hablar de suposiciones. Si nos piden legalidad, nosotros pedimos seguridad jurídica", insistió el mandatario, que valoró las entrevistas que en diciembre pasado mantuvo con los grupos municipales. "Se están moviendo y pensando cómo ayudar al Celta aunque no hay ninguna propuesta concreta", observó. Mouriño reconoció incluso que le sorprendió la propuesta de "En Marea", que apoyaba una financiación tripartita entre Concello, Zona Franca y Celta con las mismas cantidades y reparto comercial entre las tres entidades.

El alcalde de Vigo, mientras, declinó responder ayer a Mouriño. Como ya ha sucedido en anteriores ocasiones, el regidor vigués obvió responder a las reivindicaciones públicas del presidente céltico, manteniéndose en su posicionamiento de que el estadio es de propiedad municipal y lo seguirá siendo. "No voy a contestar a la rueda de prensa del presidente del Celta", se limitó a señalar Abel Caballero. Sí lo hizo la presidenta del grupo municipal del PP, Elena Muñoz, quien personalmente propuso al Celta una concesión administrativa del estadio a 50 o 60 años, y como contrapartida, la inversión del club en la construcción de una ciudad del deporte. Muñoz reclamó un "debate público" sobre el futuro del estadio y subrayó que "hay que hacer lo posible" para garantizar el "arraigo" del club en la ciudad.