Según el diccionario de la R.A.E, moral son las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia. Los ciudadanos gozamos de una cierta libertad moral, actuamos de forma independiente siguiendo un código ético que se nos ha inculcado desde la infancia para establecer unos hábitos de conducta acordes a nuestra sociedad. Pero en el caso de ciertas personas que ostentan cargos relevantes, que gestionan desde sus despachos el devenir de los ciudadanos de a pie, su moral o ética profesional roza en muchos casos la indiferencia.

Y hablo en concreto de la Gerencia del área médica de Vigo. Prueba de ello es que el año pasado, pedimos cita en el hospital para la realización de un electroencefalograma a nuestro hijo, dándonos como fecha febrero de este año. En diciembre nos llamaron informándonos que esa cita se posponía, según nos explicaron por teléfono, uno de los responsables se jubilaba y estaban a la espera de recibir otro sustituto. Esperamos, y el mes de enero pasó sin noticias sobre la fecha. Nos pusimos en contacto con la secretaria de Neurología y nos dicen que llevan desde el mes de octubre sin nadie que ocupe el puesto, y que por el momento no saben nada y que es posible que vaya para largo. Como es normal, ante esta noticia, nos fuimos directamente a poner una reclamación en atención al paciente. Y para nuestra sorpresa la lista de espera era larga. Lógico, desde octubre sin nadie al cargo. Nos indignó mucho esta falta de responsabilidad. Desde atención al paciente nos recomendaron hablar en secretaría de Neurología para cambiar la cita, y allí, como no podían hacerlo ya que no sabían cuándo llegaría el nuevo responsable, nos recomendaron ir al mostrador de citas a ver qué se podía hacer. Idas y venidas para que al final nos dijeran que esperáramos, que mantuviéramos la cita, que es lo que hay, que es una vergüenza, etc. Al final, le realizaron la prueba por los pelos. A una semana de la cita con el neurólogo. Poniendo reclamación y gastando nuestro tiempo, intentando solucionar un problema que debería estar resuelto hace meses. Como dije antes, una falta de moral y ética profesional por parte de esos gerentes irresponsables que, con esas maneras de actuar, desvirtúan el buen hacer de los técnico/as y profesionales del Sergas, que son los que tienen que dar la cara ante los pacientes indignados.

A día de hoy, tal como están las cosas, siguiendo nuestra libertad moral y ética podemos hacer dos cosas: ponerlos a parir o ahogarlos en reclamaciones.