Actualmente, soy estudiante de Bachillerato de Humanidades. En nuestra clase estamos junto con los alumnos de la rama de Artes. En algunas horas estamos juntos (en las troncales), pero en otras nos encontramos separados debido a las distintas asignaturas específicas, por lo que a la hora de poner los exámenes de las troncales nos encontramos con el problema de que diferimos en cuanto a las fechas por haber fijado otros o, mayoritariamente, que unos tengan pruebas y otros no.

Pero el problema surge aquí: somos 9 alumnos de Humanidades y 18 alumnos de Artes, una gran diferencia. Normalmente, somos una clase unida, ya que sobre nosotros recaen las burlas de los demás bachilleres, que alegan que estudiamos algo "fácil". Aún así, entre nosotros también hay las pequeñas peleas. Sin embargo, hoy tuvo lugar el golpe de gracia que nos separaría a los humanísticos de los artísticos.

A la hora de fijar un examen de Filosofía, debido al amontonamiento de pruebas en las siguientes semanas por estar a la vuelta de la esquina la evaluación, hubo disparidad de opiniones. Los alumnos de Artes reclaman un día, y los alumnos de Humanidades reclaman otro distinto. Era inevitable que se juntase más de un examen.

Nosotros cambiábamos fechas de entrega o de exámenes si los de Artes tenían otros proyectos, pensando que ellos nos podrían devolver el favor a nosotros algún día. Hoy nos demostraron que no, que no les importan nuestras circunstancias ni lo más mínimo.

Sometimos a votación las propuestas y los artísticos consiguieron la mayoría con una diferencia de cinco votos más dos ausentes.

No pasaría nada en un principio, ni escribiría esto, pero de repente, en nuestro debate para que nos diesen la razón a nosotros, ya que tendríamos tres exámenes contando con este, alguien dio el golpe de gracia que motivó nuestra ira, nuestras ansias de rebelión y me motivaría a mí a escribir esto, diciendo en alto: "Y a mí qué me importan ellos, yo me preocupo por mí misma?".

Normalmente, somos siempre los excluidos. Como charlas organizadas únicamente para los alumnos de Artes y con suerte nos dicen que vayamos "de relleno", pero negándonos ante esta "gran oferta".

Nunca habíamos llegado a este punto donde prevalecen los intereses propios y donde no se tiene en cuenta los de una minoría, que sería la gran perjudicada y que forma parte de lo que llaman "clase".