Querido señor alcalde de Vigo, esta es la tercera carta que escribo con el mismo tema, el aparcamiento gratis en el hospital Álvaro Cunqueiro. Alguna persona me ha preguntado: "¿Pero a ti, ¿qué te ha dado con el dichoso parking?". Y la verdad es que no lo sé. Al principio me calentó la imposibilidad de acceso al hospital de mucha gente con escasos recursos, lo que me pareció un asunto intolerable y grave, uno de los primeros que era necesario solucionar. Ahora ya, las cosas han mejorado mucho -todo hay que decirlo-, pero el tema no está rematado.

Mi intención es manifestarle la indignación que me produjo leer hace unos días que el Concello estaba estudiando cómo limitar a los vigueses el parking gratis que está construyendo. Es decir, que por ejemplo mi hermano que vive en Mos - y que es tan de Vigo como yo-, lo va a tener que pagar; y yo no. En el primer momento me salió decir: "¡Pero qué planteamiento tan ruin!".

Pienso que hay algo muy básico que se llama "elegancia"; algo más noble aún que se llama generosidad. Y algo que deberían entender de una vez los políticos, que es la colaboración y el trabajo en equipo. Los ciudadanos no entendemos y estamos hartos de verles siempre discutir. Que si uno hace, que si el otro deshace, que hace lo contrario, etc? Pero, ¿por qué no trabajarán juntos? ¿Es tan difícil entender que así se multiplicaría la eficacia?

Parece un poquito cutre cobrarles el parking a los que no viven en Vigo cuando vienen a hacerse una prueba al hospital. No se les cobró distinto a los de fuera que a los vigueses cuando acudieron en tropel a ver las luces de Navidad. Quizá en ese caso era porque iban a traer "dinerete" a la ciudad. Entonces sí que aparece el Vigo hospitalario y generoso, el "Vigo, cidade de acogida" y todas esas frases. ¡Así somos! Un poco penoso ya es?

Justa y razonable ha sido la respuesta del alcalde de Cangas, que ha dicho estos días que si los de este municipio tienen que pagar parking en el Cunqueiro por venir a hacerse una radiografía, él nos cobrará parking a los vigueses por irnos a bañar a las playas de su zona. ¡Claro! Lo que se siembra, se recoge.