Quiere gobernar desde Bruselas a través de la tecnología, pues parece que es mucho mas fácil que gobernar desde el cielo, como el Padre, Hijo e Espíritu Santo. Para gobernar desde el cielo, como el Hijo, tendría que haber un entierro y funerales, pero no está dispuesto a sacrificarse, ni entrar en la habitación de un penitenciario, pues no ha cometido faltas o pecados y esto justifica perfectamente su huída hacia Bruselas. Fundar una república como un fugitivo y además desde la habitación de su hotel, lo vemos como un juego electrónico. Su misión es destruir la Constitución Española, para poder pisar el suelo catalán que abandonó voluntariamente como un mártir.

Hay que destruir para edificar de nuevo, este parece ser el lema de los soberanistas. Puigdemont significa comedia y tragedia. Desde la comedia, está llevando al pueblo catalán hacia una tragedia que ya entró en los hogares de muchas familias.

La xenofobia ya se nota en el rechazo de las identidades, en este caso, odio, hostilidad y recelo. Los extranjeros no son un problema para los soberanistas, pero sí los catalanes que se sienten españoles, pues estos siempre mermaran los votos para conseguir esa república de amigos.

De momento han arrinconado a Arrimadas, para tener mas espacio de acción en los pasillos y poder comprar un billete de avión, para que Puigdemont se pueda presentar como el Presidente de la Generalitat o de la República Independiente Catalana.