Me gustaría dar a conocer una situación que se repite cada día en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

Soy familiar de un paciente y, desde hace más de un mes, llevo observando cada día cómo muchas personas se saltan la Ley Antitabaco delante de mis narices sin que nadie haga nada por solucionarlo.

Parece increíble que dentro de un edificio público, y sobre todo un hospital, se salten la ley con total pasotismo, teniendo en cuenta que muchos de los ingresos y gran parte del gasto sanitario de este país están provocados por ese tabaco que se fuman.

Lo más grave de este asunto no es que fumen en la puerta, algo que también está prohibido, sino que lo hacen en las escaleras de emergencia, en los baños y a saber cuántos sitios más que desconozco.

Seguramente muchos pacientes fumadores tengan la necesidad imperiosa de fumarse un cigarro al llevar días ingresado y sin poder salir, pero eso no da derecho a contaminar el ambiente de los demás pacientes, que en muchas ocasiones sufren dolencias respiratorias o simplemente no quieren ni oler ese veneno mientras se están recuperando, llegando el olor a las habitaciones.

Que los pacientes salgan a esas escaleras a fumar sigue pareciéndome muy grave, pero esto no es lo peor, al pasar tantas horas allí puedo observar el paseíllo constante de familiares que, como estos días hace mucho frío y cuesta mucho salir, deciden fumarse allí el pitillo, "total no pasa nada".

Y para seguir sumando barbaridades llega lo peor, los propios médicos, enfermeros y demás personal hospitalario también se suman al paseo hacia esa zona de fumadores clandestina.

A pesar de que existe la ley y que tanto bombo se le ha dado cuando la policía acudía a multar cuando alguien decidía fumar dentro de un local, aquí parecemos estar en el hospital sin ley, o por lo menos al margen de ella, ya que aquí la policía acude a multar por aparcar mal, pero no cuando se le llama para que, por lo menos, tome nota del acto tan grave que se está cometiendo.

El personal de seguridad es insuficiente y somos los propios familiares o pacientes los que tenemos que vigilar esas conductas, recibiendo todo tipo de insultos y malos modos con los que nos tratan, incluso los propios trabajadores, cuando se nos ocurre defender el derecho a estar en un hospital libres de tabaco.

Esta situación lleva repitiéndose desde su inauguración y nadie ha hecho nada, espero que mi carta sirva para que cambie y los responsables de solucionarlo no sigan mirando hacia otro lado.