Una cuenta de información deportiva publica, literalmente, el siguiente tuit "Oscar Pistorius, más allá de los errores que cometió desafortunadamente con su novia, es un ejemplo de superación" junto con sus mejores logros como atleta. Busco entonces noticias sobre el caso Pistorius, y leo las declaraciones del juez que lo condenó: "Solo es un héroe caído que ha perdido su carrera".

Déjenme decirles una cosa, señores, Oscar Pistorius mató el año 2013 a tiros a través de una puerta a su mujer, Reeva Steenkamp, mientras ella intentaba esconderse de él en el baño de su casa. No fue un error. No fue desafortunado. Fue un asesinato. Y desde ese momento, perdió todo el derecho a ser dignificado por su carrera, a ser considerado ejemplo de nada y menos a ser considerado un héroe.

Lo personal sí afecta lo profesional. En el cine, en altos cargos ejecutivos, en figuras públicas, en la literatura y en los deportes. Si eres misógino, machista, violador o asesino, lo eres las 24 horas del día, y tu trabajo también lo es y debe ser condenado por ello.