La aventura ya finalizó y, con entusiasmo, podemos afrontar el futuro: nadie ni nada va a colapsar la legalidad que existía antes del referéndum.

El Gobierno de España dio todo tipo de facilidades a los independentistas para acogerse al buen hacer, dejarse de milongas y no emprender atrevimientos como la proclamación de una república independiente catalana.

Ahora es hora de pasar revista a lo acontecido exigiendo responsabilidades por el daño causado a España en general y Cataluña en particular. Los responsables de este desaguisado pueden ser enjuiciados -al perder su aforamiento- y existe la posibilidad de ser enchiquerados -coloquial- y, por lo mismo, condenados por incitar a la rebelión, no acatar el mandato de la Constitución y malversación de caudales públicos.

Las señorías catalanistas no pueden jugar al gato y al ratón, como, sí o sí, de una ganancia de tiempo se tratase.

En su momento el Senado invitó al president del Govern a defender su postura antes de empecinarse en su afán destructor, para así pues exponer la conducta de por sí errónea, pero sujeta a consideración.

Según se mire esta arbitrariedad del president de no presentarse -las dos veces a las que se le invitó- sumado al desacato ulterior, conduciendo a él y a los suyos a un tren abocado a una vía muerta, con todas sus consecuencias, como la no anuencia del artículo 155 que establece la Constitución.

El delito ya es de lesa humanidad y ahora solo compete fijar fecha para exigir responsabilidades. Tiempo hubo desde el 1-O para no llegar a esta situación harto difícil de consecuencias únicas e irrepetibles que nos sacan de casillas.

Con la banca, los empresarios, los partidos antisecesionistas, y, por lo mismo anti republicanos, la totalidad de la UE, etc. en contra; no hay sistema como el que nos quieren inculcar y que solo nos conduciría a un empobrecimiento humanitario, educacional y de todo tipo sin igual y déspota, rayando con la utopía y el totalitarismo.

Tal vez la consulta podría hacerse en otros términos, ajustada a la ley y con garantías. Respetando la pluralidad y no ser tan agresivos y menos provocativos sin menoscabar las instituciones del Estado soberano y vilipendiar a las fuerzas y cuerpos de seguridad estatales a las que en su tiempo, frente a los desmanes y provocaciones de las masas, nunca democráticas y si arengadas por fanáticos prontos a causar daño de proporciones no medidas, atribuibles a personas sin corazón, sin alma, sin responsabilidad.

También es cierto que el domingo se manifestaron todos aquellos que no están ni estaban contagiados con las autoridades separatistas.

Bueno, esto es todo a la espera de hechos venideros...