Después de los abrumadores y documentados artículos publicados sobre la situación política -pobre de mí, qué les voy decir- con esta pequeña carta también quiero meter la cuchara. Sí, tales males ya vienen de muy atrás, de tiempos tan revueltos de Pujol con la Banca Catalana (ya no menciono las habilidades de su padre). Cuando algo se pudo y se debió hacer, Felipe González lo pasó por alto, igual hizo el Aznar y ya no digamos Zapatero, proporcionando dinero y todas las facilidades cuando tenían mayoría para imponer algún sentido práctico. Así, los fueron dejando, permitiendo manejar a los niños, con historias falsas, incrementando el odio y la tendencia separatista, y ahí tenemos el resultado, ninguna sorpresa para una mayoría.

Ahora le vienen con las exigencias, con los platos rotos, a un gobierno en minoría para que componga todo y, por si fuera poco, en vez de ayudar a un gobierno de todos, al pueblo, tratan de hacerle la vida imposible, torpedeando, pese a las sabias observaciones de sus veteranos barones, pretendiendo ganar votos, del árbol caído. Espero que así les vaya, viendo para su estómago.

Viví parte de la guerra y, terminada esta, con catalanes. Hay de todo, como en muchas partes. FARO me publicó una carta, 9-1-2016, elogiando la labor de los que se vinieron estableciendo por nuestro interior, trabajadores, cumplidores y con mucha iniciativa, y ya no digo con las fábricas de conservas en Vigo. En su feudo, cargando odio, hay donde se hacen insoportables. Mi buena amiga, destinada a Barcelona de profesora, a los dos meses se vino para casa, asustada de amenazas de niños y sus padres. En una de mis visitas a Cataluña, me operó el internacional Dr. Viladot, al que estoy agradecido, quien delante de mí le explicaba a la enfermera las atenciones que debía tenerme en catalán y después a mí me lo explicaba en castellano. Anécdotas como esta tengo muchas de toda esa esfera social. En una ocasión, con motivo de una invitación a un congreso en Venezuela, decidimos hacer una pequeña excursión. El presidente del Colegio Nacional de Aseguradores, el conseller de Sanidad de Cataluña, yo y nuestras respectivas parejas, de Caracas a unas vistosas islas en una avioneta. Total, siete con el piloto. Su coloquio entre ellos fue todo en catalán, teniendo que recurrir con mi mujer al gallego. Considero que lo llevan tan profundo que como se junten algunos de ellos hasta se separan para parlar. Después de todo lo que nos van ofreciendo, donde hay mucho donde elegir, me quedo con el moderado discurso del Rey Felipe VI y con los consejos de los barones del PSOE a sus discípulos.