¿Quién les dijo a Vds que el capricho, el absurdo, la intolerancia, la locución, el insulto o la impostura son los supuestos de la democracia? ¿Qué político, que no sea un baboso, puede afirmar que la libertad es superior a la misma naturaleza de la persona que nace, crece y muere en un ámbito limitado que es la misma vida? ¿Que un asesinato a la lógica, al sentido común, al respeto humano merece su reproche y, en política, un aplauso? Pero, ¿qué demonios os pasa a todos los políticos y a esa caterva de medios de comunicación para embarullar, infectar, remover los más bajos instintos de una ideología "per se" infectada de principios saludables?

Mi mujer es catalana, mi abuelo era vasco, mi padre leonés y nietos canarios y una ristra de dieciséis hermanos gallegos. No recuerdo jamás que se impusiera un credo, una lengua, un reglamento que atentara a la unidad familiar. ¿Es esto lo que un político turístico que dice que España es una nación de naciones y cada cual ha de comportarse como le da la gana? ¿Que los miembros de mi familia tienen derecho a la hora de sentarse a la mesa a que se le sirva un plato típico de cada región y repartir los tiempos de la televisión y de la radio según su origen "circunstancial" de nacimiento y de elección de vida? Tras este prólogo: ¿creéis, tertulianos diplomados, imberbes periodistas, esclavos de ideologías sin sustento histórico constructivo, damiselas de voces agudas, parlamentarios incomodando a Cicerón, que un país necesitado de tantos problemas más vitales, se puede aguantar tanta imbecilidad que no produzca vómitos?

Pues bien: con el tema catalán solo se baraja una opción sin más colores que blanco o negro: o se respeta la ley constitucional o habrá que corregir sin tanta charlatanería un problema de comportamiento cívico que exige la propia naturaleza del ser humano. Dejarse de otras articulaciones de la Constitución que no sea el artículo de la unidad española. Lo que venga después es política de carácter universal (entiéndase del país) y no dogmatizando siglas que en su enunciado son elogiables y en su realización vituperables.

¡Basta ya de estar oyendo un estribillo que afecta a la digestión, al sueño y a las ganas de vivir en paz! Y esto se consigue moviendo al ejército' sin armas, sin ánimo de intervenir impulsivamente, y siempre como medida de persuasión contra cuatro rebeldes que se amparan en el grosor de los que desean el independentismo.

Políticos catalanes de la actualidad: ¿y si mañana Lleida, Tarragona o Girona se quieren independizar de Cataluña, lo permitiríais? O mi barrio, donde vivo, del municipio al que pertenezco...

No todo vale y es lícito e irreprochable, tertulianos de pacotilla, esclavos de vuestras siglas, pedagogía impregnada de células cancerígenas. Dejad las redes sociales y aplastad pulgas de móviles por libros de mentes más lúcidas y universales y acabemos de una vez de ser un país del medievo.

¡Ah!, una cosa: el pueblo no siempre tiene razón cuando no se mueve por sí mismo. Y la aritmética es un a vestimenta no una filosofía aristotélica.