Hay situaciones anómalas en el ámbito sanitario que la inteligencia puede ignorar, aunque sea con reservas, pero otras no las debe dejar pasar. Valgan de ejemplo las referidas a continuación, que afectan a dos centros de salud (CS) en un supuesto ordenamiento de la Atención Primaria de Vigo.

Una, que los profesionales del CS La Doblada ("A Dobrada" en galego) se enteren por la prensa, antes que por sus mandos, de la inminente movilidad al CS Bolivia. Proveniente este a su vez del que estuvo situado en la calle del mismo nombre y ahora ubicado en un anexo del clausurado Hospital Xeral, edificación declarada inservible para Sanidad, pero útil para Justicia. Habrá de ser Ciudad de la Justicia después de "recuperar la dignidad del edificio original" (¡de 1955!), en palabras del arquitecto elegido para su reconversión, pues sucesivas reformas lo habían transformado en un engendro arquitectónico. Tampoco hay que minimizar las posibles molestias (ruidos, vibraciones?) que las obras de reforma del antiguo Hospital Xeral pueden ocasionar en el CS Bolivia.Por cierto, un centro singular que tal vez ahora debiera llevar otro nombre: "Pizarro", por su ubicación, o "El Improvisado", por razones obvias.

Dos, que deje de funcionar el Centro de Especialidades de La Doblada, cuando podría albergar el equipo de salud del CS contiguo, por su mejor estructura arquitectónica, ergonomía y espacio disponible. Quien inspeccione el CS La Doblada comprobará diversas anomalías: acceso problemático; sala de urgencias no separada, que obliga a sanitarios a pasar entre la gente que hace cola en mostrador de citas y cuestiona la seguridad en determinadas circunstancias (pensemos en un brote epidémico); escaleras a plantas superiores tan estrechas que apenas pasan dos personas a la vez (una subiendo y otra bajando); consultorios deficientes o indignos (poco iluminados, no insonorizados o incluso minúsculos); escasez de espacio que implica hacinamiento (problema de salud pública: riesgo de contagios); sala de juntas ridícula...

En fin, situaciones preocupantes que no son excepcionales, sino fruto de la habitual falta de planificación y supervisión, que sufrimos en todos los ámbitos y particularmente en el sanitario, sin duda el más sensible.