El discurso del protocolo da Festa da Ameixa estuvo desde la mesa presidencial salpicado de política por el conflicto entre la comisión y el concello. A esto le llamaremos el entrante y a la noche, el postre compuesto de copas y chupitos políticos por la suspensión de la verbena, ha dejado una gran resaca, donde nadie se salva de sus responsabilidades por mucho que quieran blanquear la verdad.

La gran "Verbena da Ameixa" que se celebraría en la playa Compostela de Carril, a escasos metros de los parques de cultivo das ameixas, fue suspendida, no por los dioses de la lluvia, pues el cielo estaba falto de nubes, pero sí por las meigas y meigos que aún existen, al quedar el escenario móvil de la orquesta París de Noia hundido entre las arenas finas de la playa.

Si las energías que se gastaron durante semanas se hubiesen unido para buscar una solución conjunta seguramente se hubiese evitado la suspensión de la verbena. Si nuestros gobernantes se dedican a improvisar, la comisión debió de demostrar su profesionalidad pero también se contagió y ahora son los culpables de que la estrella de la noche no se iluminara con sus cantos.

El día anterior, un camión había quedado sujeto entre las arenas, pero esto no sirvió de ejemplo para que al día siguiente los camiones del escenario de la orquesta de gran tonelaje evitaran meterse en la playa sin unas planchas de acero para evitar su hundimiento. El resultado lo sabemos todos, verbena suspendida.

Las imágenes de los camiones sobre la arena nos recuerda aquel Rally París-Dakar, en este caso la meta era Carril y el desierto la playa. No es una fatamorgana pero sí el resultado de unas improvisaciones. Estamos acostumbrados a las improvisaciones y esto lo vemos en todos los rincones de Galicia, creo que ha llegado el momento de tener más responsabilidad.

Últimamente se habla mucho sobre las tallas de las almejas, pero esta vez la comisión, los gerentes de la orquesta y el concello no dieron la talla en la playa de Compostela.