Hace un año, el anciano sacerdote francés Jacques Hamel fue asesinado por dos yihadistas mientras celebraba la eucaristía en su parroquia de la localidad normanda de Saint Etienne du Rouvray.

Fue un acontecimiento que conmovió al mundo y que ahora ha sido recordado con una celebración eucarística, presidida por el arzobispo de Rouen, en la que han participado las más altas autoridades de la República Francesa, con el presidente Emmanuel Macron a la cabeza. Es sin duda una gran memoria a quien, inapropiadamente, arrebataron la vida, un mártir del siglo XXI.