Quiero comentar la política de quejas en el departamento de atención al paciente del Hospital Álvaro Cunqueiro.

De principio todo es muy bonito, te dan un impreso donde tienes que escribir todos tus datos y la reclamación en sí y un número que saldrá en pantalla, por cierto que esta vez es correlativo y puedes saber cuántas personas tienes delante, no como cuando esperas en consulta que al ser totalmente aleatorio y no saber cuál será el siguiente en ser llamado (como en Povisa por ejemplo), no puedes ni ir al baño y te pasas lo indecible pegado al asiento y con los ojos pendientes de la pantalla, pero ese es otro tema.

La queja en vez de ser recibida como debería ser en el registro, ahora no, ahora tienes que esperar tu turno, cerca de una hora, para pasar a un despacho de los tres que se supone que deberían atender a los pacientes solo funcionaban dos, donde una empleada, te vuelve a preguntar todos tus datos y escribe ella la queja, para lo cual invierte al menos otros diez minutos y te acaba entregando un justificante en el que no figura el texto de la queja, tan solo un lacónico "le notifico que su reclamación ha sido recibida en la unidad receptora mencionada".

La hora de espera te sirve para comprobar como otros usuarios llegan a querer presentar una queja y se van porque no pueden esperar una hora y haces amistad con los familiares de otros pacientes que no tienen más remedio que esperar porque su problema es grave y tienen que solucionarlo como sea, lo que te hace pensar que les estás robando su tiempo ya que les precedes en el turno y lo tuyo con ser importante no lo es tanto.

Qué se consigue con esto, pues aparentar que se atiende al paciente, recordar que paciente significa "persona que tiene paciencia" o "que implica o denota paciencia", porque el que no tiene paciencia o tiempo para esperar, ese no acaba presentando la reclamación o queja y así el Sergas puede presumir de que no se presentan reclamaciones en el Álvaro Cunqueiro y que todo funciona bien.