El incremento de incidentes con drones que se aproximan demasiado a aviones comerciales en el momento del aterrizaje ha llevado al Gobierno de Portugal a aprobar esta semana una nueva normativa para disuadir a los infractores. La actividad de estas pequeñas aeronaves pilotadas de forma remota estaba regulada en Portugal desde el pasado enero por la Autoridad Nacional de Aviación Civil (ANAC) lusa, que prohíbe a los drones volar a más de 120 metros de altura y en las "áreas de aproximación y despegue de un aeropuerto". Sin embargo, el número de casos de aparatos de este tipo que incumplen esa regla e interfieren en la actividad de aviones civiles se ha disparado en los dos últimos años.

Mientras que en 2015 se registraron cinco incidentes, en lo que va de año ya han sido reportados diecisiete casos, según datos fdel Gabinete de Prevención e Investigación de Accidentes con Aeronaves y de Accidentes Ferroviarios portugués. El número de casos aumentó especialmente desde junio y la mayoría de ellos se produjo en el aeropuerto de Lisboa (9) y en Oporto (7), a los que se sumó otro incidente en el aeródromo de Cascais.

La principal aerolínea portuguesa, TAP, ya anunció que tomará medidas para que "los drones no puedan volar más", si siguen detectando aparatos de este tipo que penetran en el espacio aéreo.

La polémica generada por estos incidentes, ampliamente divulgados por los medios de comunicación lusos, llevó al Gobierno a ponerse manos a la obra para actualizar la normativa.