La presión internacional ejercida por México y Perú, y los movimientos diplomáticos de la OEA y la UE provocan en Venezuela la reacción violenta del gobierno de Maduro. Las milicias chavistas han ocupado las calles y actúan indiscriminadamente. La cifra de muertos asciende a la treintena, los heridos se cuentan por cientos y las protestas no cesan.

Es ahora o nunca. La oposición sabe que no se puede dar marcha atrás. Durante meses han evitado la movilización ciudadana, pero la situación institucional y socioeconómica es insostenible.

Jesús Domingo Martínez