Constantemente oímos o leemos de muchos jóvenes que, con estudios y preparación, tienen que marcharse para poder trabajar con la dignidad que merecen. Valores que perdemos porque las personas que nos administran dejan escapar la oportunidad de contar con sus aportaciones en beneficio de nuestra sociedad, de todos y cada uno de nosotros.

Consecuentemente deduzco algo peor, no saber valorar a las personas por los motivos que sean -muchas veces la dignidad personal o el "don dinero"-.

Muestra ejemplar de lo antedicho es lo acontecido al Dr. Fuego, médico de familia, con amplio historial profesional, gran conocimiento de medicina, cercanía con cada paciente y familiares, interés personal por su dolencia y sensibilidad ante el dolor ajeno.

Yo, en primera persona, como una paciente más, beneficiaria de todas esas cualidades, como creo que muchas más personas, deseo expresar mi agradecimiento personal y el de mi familia. Suerte Juan Carlos, tanta como te mereces, un beso muy cariñoso.