Cada día vemos en los medios vídeos, noticias y reportajes informando sobre las calamidades que están sufriendo los venezolanos y se nos estremece el corazón viendo niños, adultos y ancianos diciendo que pasan hambre, que están matando jóvenes, que no hay libertad, que no hay comida, que hay enfrentamientos violentos diarios entre la población y los militares del Gobierno, que, en definitiva, ese país está al borde del precipicio.

A pesar de la angustia que da ver y escuchar todo esto, también pienso: ¿Cuántas de esas personas que ahora están sufriendo tanto, en su momento se dejaron engañar por Hugo Chávez y le votaron, creyendo que iba a acabar con la corrupción política, con los trabajos precarios, con la pobreza, con los abusos de los bancos, etc.? ¿Cuántos se dejaron engañar y votaron al chavismo sin saber el expolio y la dictadura a la que iban a ser sometidos los venezolanos al cabo de pocos años? ¿Cuántas personas siguieron y votaron a Lenin, a Stalin, a Castro, a Hugo Chávez, a Hitler? Todos estos personajes prometieron felicidad, acabar con la corrupción política, acabar con los robos, con la usura y con los abusos de poder. El triste final de los pueblos que confiaron en esta gentuza ya lo conocemos. Muchos ya no tienen ni esperanza de salir de esas terribles dictaduras.

¿Y nosotros? ¿No hemos aprendido nada? ¿No seremos capaces de escarmentar en cabeza ajena? ¿No vemos que en España hay un partido que está prometiendo lo mismo, que están vendiendo el mismo odio y que tienen la misma ideología y el mismo "estilo"? ¿Queremos acabar como Venezuela o Cuba? Votemos a los "vendedores de odio".

Luego lloraremos. ¡Pero lo que hemos odiado!