Recuerdo con absoluta nitidez cuando no hace mucho tiempo, un candidato de la formación que lideraba Mayte Fernández, COVI, a las elecciones municipales, acudió a un mitin en la asociación de vecinos de Cabral y en dos minutos desmontó el gran engaño al que otra formación política había inducido a los vecinos de la parroquia. La cuestión en sí, versaba sobre la famosa estación intermodal de mercancías que se iba a construir allí. El candidato, recordó, planos en mano, que la intermodalidad la confieren dos o más medios de transporte. Por ello, y habida cuenta de que ni ferrocarril, ni avión ni mucho menos barco iban a coincidir allí, les explicó que el proyecto no pasaba de ser un simple parking de camiones con algunos servicios. Les hizo plantearse, a su vez, cuáles eran las probabilidades de que las grandes empresas de la ciudad accediesen a descargar los camiones en estas instalaciones y a la postre trasladar en pequeñas furgonetas las mercancías hasta la factoría. Créanme cuando les digo que fue realmente divertido.

Hoy, ya en pleno siglo XXI, parece que nada hemos aprendido. Hablamos de unificar las estaciones de tren y bus, cosa absolutamente deseable, a cualquier precio sin medir las consecuencias de las tristes prisas que siempre nos acompañan.

En primer lugar, sería bueno que empezásemos por unir ambas estaciones de tren, hoy sin conexión de ningún tipo. No es difícil, sobre todo si recordamos que la antigua vía a Urzáiz sigue ahí esperando uso y con tan solo construir un andén a la altura de la curva de Vía Norte, ya tendríamos ambas estaciones unidas a un coste ridículo y sin afectar a ningún proyecto en curso. Esto permitiría liberar Guixar para uso exclusivo de mercancías, hoy tan demandado por el sector empresarial del sur de Galicia.

Otro tema, es encajar la estación de autobuses en un espacio ridículo y claramente insuficiente, si lo observamos en un horizonte temporal de no más de 8 años. A quien escribe se le ocurre, que si se hiciese una estación de intercambio de transporte urbano en Urzáiz, pasando a ser las líneas radiales en lugar de transversales y circulares y con conexiones con el puerto, la estación de autobuses y el aeropuerto cada 15 minutos, saldríamos todos ganando en tiempo, servicio y frecuencias, al mismo coste o menor si me apuran y dedicar recursos a la estación de buses que Vigo requiere y necesita.

Mal error fue aquel de no continuar el túnel de As Maceiras y construir de una vez por todas la salida sur ferroviaria, por cierto, obra de Ángel Durán García y Carlos Álvarez Tranche, gerentes de Vigo e infraestructuras del noroeste, ambos ya fallecidos y no de UGT como se cree, y pongo como testigos a los técnicos de dicho sindicato, que bien saben de dónde partió el proyecto original. Otra cosa es el trabajo, empeño y dedicación prestados a esta idea que es tan encomiable como comprometida y reconocible.

Por todo ello, me permito hacer una llamada a la reflexión y explorar otras alternativas que, a priori, son mucho más lógicas y razonables.