La política catalana huele a podrido. Quieren un referéndum para buscar la independencia y así escaparse de las manos de la justicia. Además, no tienen claro qué pasará si consiguen la independencia, poniendo en peligro el futuro de los catalanes. Esta política está compuesta por personas que han estudiado en escuelas privadas. Los conocimientos son innecesarios.

Los contactos que tienen cuidarán que estas personas siempre ocupen altos cargos, después crearán unos problemas que durarán por lo menos unos 10 años en solucionarlos, de esta manera tendrán asegurados sus cargos. La interpretación de los políticos catalanes sobre una Cataluña independiente va unida a fuertes discusiones muy calientes. Nos damos cuenta que estos políticos quieren desgastar al gobierno de Rajoy, distorsionando la verdad. Además, con frecuencia vemos a muchos catalanes dando conferencias en el extranjero, sobre sus ideas de una Cataluña como nación, para ganarse adeptos.

Un gobierno que no respeta la Constitución, ni a los jueces, pues algunos son insultados, no se merece la confianza de los ciudadanos. Estos políticos, con sus planes, roen constantemente los fundamentos del Derecho de Estado. La ilusión del día parece hacerlos más fuertes y todo contratiempo se convierte en una victoria.

Los juegos de estos intelectuales se transforman en suspiros de vandalismo político.