Con la negociación del decreto de la estiba vuelve la burra al trigo. Adiós a la generosidad y responsabilidad a la que tanto aludían en junio de 2016 para formar gobierno y evitar una tercera aventura electoral. La oposición ha vuelto por sus fueros y con gran insensatez a lo único que ha jugado es a pretender humillar y dejar solo al ejecutivo del Partido Popular. Rápido han vuelto a tiempos pretéritos en lo que lo único importante es generar desconfianza e inestabilidad política y aumentar las dudas de que esta pueda ser una legislatura que llegue a término a base de diálogo, de negociación y de consenso.

Curioso será ver a la oposición en la negociación de la financiación autonómica, demandando más dinero para mejorar la sanidad, la educación y los servicios sociales, sin importarles y asumir que su irresponsabilidad puede suponer una multa de 23 millones de euros y tener que asumir una sanción diaria de 135.000 euros que tendremos que pagar los ciudadanos por el incumplimiento de la sentencia europea. Y, lo que es más grave, se ha votado el desacato a una resolución judicial. A ver cómo se las apañan algunos para exigir al gobierno catalán que acate y cumpla las sentencias de los tribunales de justicia.

Hemos vuelto a ver que lo único que les importa es el corral de cada uno por encima del interés general. Conseguir cierta estabilidad política para ir solucionando los problemas sociales y económicos de los ciudadanos parece ser una cuestión secundaria. Espero que reflexione el partido socialista y el partido naranja porque, entre otras cosas, está en juego la credibilidad de España como socio preferente de la Unión Europea. Y esto, aunque muchos no lo crean, tiene su importancia.