Han sido días de celebración, un fin de semana de diversión, de alegría, de sobreponerse y olvidarse por unas fechas, por unos días, por un pequeño espacio de tiempo, de los problemas cotidianos, de la monotonía diaria, de esa confrontación constante contra los obstáculos que nos ha tocado vivir, llámese paro, salarios, emigración, educación, crisis, etc. Han sido fechas donde la ilusión, los sueños, el tesón de un barrio joven, de un barrio emergente dentro de esta envejecida ciudad, se ha mostrado, se ha despertado como escaparate de las metas, del optimismo, del compromiso, de toda una nueva generación que día a día desarrolla su vida en este barrio excepcional, único, especial (permítanme la osadía, el chauvinismo), un barrio que es el mío, el nuestro, un barrio del que todos los que en él residimos, nos sentimos orgullosos y con él presumimos.

Han sido unos días donde el tesón de una sola persona, un único vecino, su coraje, ha construido, tal vez sin quererlo, un antes y un después en este barrio, unas fiestas quizás de las mejores y más inolvidables que en esta ciudad se han visto y vivido. Unas fiestas, unas celebraciones donde se ha invitado, han participado, no solo los vecinos de este barrio maravilloso sino toda la ciudad de Ourense, todos los ourensanos que ha compartido y copiado de este barrio, parte de nuestro optimismo, de nuestra fuerza, de nuestra vitalidad,nuestra energía, nuestro ánimo, de nuestros sueños.

Un reconocimiento y agradecimiento a esta persona, a este vecino que en su soledad nos ha colocado en el escaparate de esta ciudad, Ourense, que nos ha hecho despertar ese orgullo de ser de Barrocanes, de ser de Los Rosales, de pertenecer a este joven, nuevo, relativamente reciente, fresco y emergente barrio, en el que día a día disfrutamos de su vitalidad, de su frescura. Espectáculos como los de estos días (a pesar de pequeños inconvenientes, propios de estas situaciones, como aparcamientos, ruidos), son pequeños el pequeño e insignificante canon que debemos pagar, para disfrutar de momentos, de sensaciones que quedarán en nuestra retina, en nuestro corazón, en esa memoria de nuestros hijos que en el futuro, en su madurez, recordarán, que con nostalgia oirán en su apartado de la memoria estas orquestas, estas fiestas, estas risas, estas ilusiones, estos sueños? Unos momentos que ya forman parte de nuestra historia. Felicidades, Los Rosales; felicidades, Barrocanes. Hasta el próximo año, con mayor ilusión si cabe.