Desgraciadamente, me ha tocado vivir la enfermedad crónica de mi padre en casa, ya que él no quería pasar por un ingreso más tras largas horas de espera en urgencias.

Tenemos una Seguridad Social que no valoramos y en parte desconocemos.

En vista de que su necesidad de atención médica, aplicación de fármacos y pruebas eran evidentes y frecuentes; alguien me recomendó ponerme en contacto con HADO (asistencia hospitalaria a domicilio), yo no sabía ni que era eso.

Fue el gran descubrimiento. Agradecer de corazón a la Dra. Noa y a la enfermera Patricia que forman parte de este equipo prestando atención domiciliaria a pacientes terminales ó crónicos, que han decidido acabar el ciclo de su vida en su casa cerca de los suyos.

Por supuesto sin despreciar una fría cama de hospital.

Por su amor y paciencia con el enfermo mimando de cerca a este y sus familiares o cuidadores.

Los organismos competentes sanitarios deben tomar nota y aumentar estos equipos y apoyarlos porque, aparte de liberar camas de hospital y agilizar listas de espera de otros muchos asegurados, esta gente trae humanidad, trato que ningún ser humano desprecia y cada día añoramos más.