María, vivimos en un mundo en el cual cada vez resulta más complicado encontrar amigos de verdad. Amigos como tú que estén dispuestos a acompañarnos cuando solicitamos su ayuda y compromiso. Es por eso, por lo que cuando he recibido la noticia de que nos habías dejado me he sentido completamente abatido.

La muerte te ha arrebatado de nuestro lado pero seguirás viviendo para siempre en nuestros corazones a través de los recuerdos y de los momentos compartidos. Gracias por tu ejemplo y por ser esa mujer luchadora que hasta el último momento se enfrentó valientemente a esa terrible enfermedad. Es muy triste que te hayas ido tan pronto porque sé que todavía tenías muchos sueños y proyectos por realizar. Estoy seguro, María, que te fuiste con esa sonrisa eterna y enternecedora que siempre nos regalaste. Sonrisa que nos hacía pensar que lo sucedido nunca llegaría.

Amiga mía, gracias por tu ejemplo de vida. Sé que desde donde estés cuidarás de todos a los que querías. Aquí, tu familia y tus amigos nos quedamos sumamente tristes y sin poder olvidar.